Jonia parece ser
la tierra de Homero, quien, hacia el siglo X a.C., había cantado las últimas guerras
troyanas, un relato posdórico de un hecho predorico. Quedando luego como mítico
padre de la cultura helénica, sobre todo con la «recensión» de la obra homérica
hecha por Pisístrato en el siglo VI a.C. Homero da, pues, una versión
distanciada sobre algo doblemente distanciado de la Grecia donde nacerán las
ideas: el mundo de una aristocracia derivada de las invasiones nórdicas que habían
acabado con la civilización de Micenas, aportando una religión de muchos dioses
casi humanos, que se aposentarían en el Olimpo y se cruzarían con divinidades
más vinculadas al terruño y a la naturaleza, sin poder tampoco llenar todos el ámbito
religioso del alma humana, cuyo fondo está ocupado en Grecia por una oscura
religión mistérica.
Es así en la
Grecia primitiva, donde se hallan los primeros pasos que dieron origen a una
nueva forma de pensamiento “el pensamiento
occidental”. Lógicamente, para reunir una visión general de este pensamiento
hay que acudir a las fuentes primitivas
griegas, en este caso al padre de la cultura griega, Homero, punto de partida de la concepción del hombre, cuyas
obras, la Ilíada y Odisea, componen
los pilares básicos para entender esta cultura.
Para Snell el lenguaje más arcaico que
influyó en nuestro pensamiento y espíritu occidental fue el homérico. Cabe destacar que es una lengua literaria y
artificial, por lo tanto, no se hablaba como cualquier lengua cotidiana.
Podemos decir que era la lengua culta de la época. En cualquier caso era
utilizada oralmente por los aedos o rapsodos que recitaban con la lira o
fórminge los extensos poemas de la
Ilíada y la Odisea. Estas dos obras son el legado
del pensamiento homérico y la concepción del humano que se mantenía
aproximadamente entre los siglos XI/ X y el VII a. C. Ambas
obras muestran un lenguaje que en cuanto al tratamiento del hombre o ser humano
no es en nada abstracto, sino que por el contrario es concreto y sensible.
Dentro de esta
concepción, hay conceptos homéricos que no tienen el significado que poseían en
la época clásica ni aun hoy en la actualidad. Cabe destacar que tanto la lengua
homérica como las lenguas primitivas poseen una gran riqueza de lo referente a
lo concreto y a lo sensible.
En el estudio
físico del hombre homérico podemos percatarnos de que el cuerpo no conforma una
sola unidad, sino que es el compendio de partes individuales. En los poemas homéricos aparecen varias palabras que
están relacionadas con el cuerpo de una u otra forma. Por ejemplo: demaV, es la palabra homérica mejor identificada con cuerpo
como una sola unidad; que luego sería llamado swma; guia (que
está en plural) era entendido como los miembros en cuanto dotados de movimiento
mediante las articulaciones; y melea,
que son los miembros en cuanto dotados de fuerza debido a la musculatura. Hay otra palabra que sirve para
designar la piel, pero no como material, sino como sustrato del color, como
superficie: crwV. Este
léxico deja entrever la concepción que se tenía sobre el cuerpo humano en esta
época. Así tenemos que la conciencia sobre
el propio ser unitario no se daba en la mente del hombre homérico. Por el contrario, ya en época clásica la
concepción que se tiene del hombre es como una mera unidad.
Para los griegos
homéricos no existía la vista como tal, ya que no poseían ninguna palabra para
designarla, por tanto, no tenían conciencia de la vista, aunque evidentemente
utilizaban los ojos para ver. En Homero encontramos una gran cantidad de verbos
referidos a la vista, pero cada uno denota un matiz diferente. Algunos de ellos
desaparecen ya en época clásica (Snell, 1965).
Otro gran elemento
que posee una gran diversidad es el concepto de cuerpo y alma. En Homero se
aprecia una palabra que para nosotros significa alma o vida (yuch) y que quería decir hace siglos
lo que anima el cuerpo, lo que le da vida, que al morir abandona al hombre y
marcha al Hades, siendo el aliento vital (procede del verbo yucein: soplar) tal y como se
aprecia en la Odisea y en la Ilíada.
Otra palabra que ofrece controversia para referirnos al alma
o espíritu es qumoV, que
en realidad no es más que, como dice Snell (1965), “el órgano de las
emociones”, es decir, aquello que pone en funcionamiento los melh, los huesos y músculos. La
última palabra es nooV,
órgano que recibe las impresiones, que posee la facultad intelectiva, es el
espíritu en cuanto poseedor de claras ideas. Este nooV, en ático (es el griego
clásico, el hablado en la zona del Ática, sobre todo por su importancia, ya que
fue utilizado en el siglo V a.C., el siglo conocido como el de Pericles, e
idioma en el que escribieron grandes clásicos como Platón, los tres grandes
trágicos, Aristófanes, Tucídides), posee varios significados: inteligencia,
espíritu, mente, pensamiento, intelecto, alma.
Referencias
Acero, J.; Alegre,
A.; Granada, M. y Valverde J. (1983). Historia
del Pensamiento I. Barcelona: Orbis.
Piñerúa, F. (2011).
Del Pensamiento Mágico-Religioso al
Pensamiento Filosófico. Caracas: UPEL-IPM.
HOMERO
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia
FOTOGRAFÍA: Félix Piñerúa Monasterio
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