domingo, 12 de julio de 2015

Antropología Filosófica - Homero

Jonia parece ser la tierra de Homero, quien, hacia el siglo X a.C., había cantado las últimas guerras troyanas, un relato posdórico de un hecho predorico. Quedando luego como mítico padre de la cultura helénica, sobre todo con la «recensión» de la obra homérica hecha por Pisístrato en el siglo VI a.C. Homero da, pues, una versión distanciada sobre algo doblemente distanciado de la Grecia donde nacerán las ideas: el mundo de una aristocracia derivada de las invasiones nórdicas que habían acabado con la civilización de Micenas, aportando una religión de muchos dioses casi humanos, que se aposentarían en el Olimpo y se cruzarían con divinidades más vinculadas al terruño y a la naturaleza, sin poder tampoco llenar todos el ámbito religioso del alma humana, cuyo fondo está ocupado en Grecia por una oscura religión mistérica.
Es así en la Grecia primitiva, donde se hallan los primeros pasos que dieron origen a una nueva forma de pensamiento “el pensamiento occidental”. Lógicamente, para reunir una visión general de este pensamiento hay que acudir a las fuentes  primitivas griegas, en este caso al padre de la cultura griega, Homero, punto de partida de la concepción del hombre, cuyas obras, la Ilíada y Odisea, componen los pilares básicos para entender esta cultura.
            Para Snell el lenguaje más arcaico que influyó en nuestro pensamiento y espíritu occidental fue el homérico. Cabe destacar que es una lengua literaria y artificial, por lo tanto, no se hablaba como cualquier lengua cotidiana. Podemos decir que era la lengua culta de la época. En cualquier caso era utilizada oralmente por los aedos o rapsodos que recitaban con la lira o fórminge los extensos poemas de la Ilíada y la Odisea. Estas dos obras son el legado del pensamiento homérico y la concepción del humano que se mantenía aproximadamente entre los siglos XI/ X y el VII a. C. Ambas obras muestran un lenguaje que en cuanto al tratamiento del hombre o ser humano no es en nada abstracto, sino que por el contrario es concreto y sensible.
Dentro de esta concepción, hay conceptos homéricos que no tienen el significado que poseían en la época clásica ni aun hoy en la actualidad. Cabe destacar que tanto la lengua homérica como las lenguas primitivas poseen una gran riqueza de lo referente a lo concreto y a lo sensible.
En el estudio físico del hombre homérico podemos percatarnos de que el cuerpo no conforma una sola unidad, sino que es el compendio de partes individuales. En los poemas homéricos aparecen varias palabras que están relacionadas con el cuerpo de una u otra forma. Por ejemplo: demaV, es la palabra homérica mejor identificada con cuerpo como una sola unidad; que luego sería llamado swma; guia  (que está en plural) era entendido como los miembros en cuanto dotados de movimiento mediante las articulaciones; y melea, que son los miembros en cuanto dotados de fuerza debido a la musculatura. Hay otra palabra que sirve para designar la piel, pero no como material, sino como sustrato del color, como superficie: crwV. Este léxico deja entrever la concepción que se tenía sobre el cuerpo humano en esta época. Así tenemos que la conciencia sobre el propio ser unitario no se daba en la mente del hombre homérico. Por el contrario, ya en época clásica la concepción que se tiene del hombre es como una mera unidad.
Para los griegos homéricos no existía la vista como tal, ya que no poseían ninguna palabra para designarla, por tanto, no tenían conciencia de la vista, aunque evidentemente utilizaban los ojos para ver. En Homero encontramos una gran cantidad de verbos referidos a la vista, pero cada uno denota un matiz diferente. Algunos de ellos desaparecen ya en época clásica (Snell, 1965).
Otro gran elemento que posee una gran diversidad es el concepto de cuerpo y alma. En Homero se aprecia una palabra que para nosotros significa alma o vida (yuch) y que quería decir hace siglos lo que anima el cuerpo, lo que le da vida, que al morir abandona al hombre y marcha al Hades, siendo el aliento vital (procede del verbo yucein: soplar) tal y como se aprecia en la Odisea y en la Ilíada. Otra palabra que ofrece controversia para referirnos al alma o espíritu es qumoV, que en realidad no es más que, como dice Snell (1965), “el órgano de las emociones”, es decir, aquello que pone en funcionamiento los melh, los huesos y músculos. La última palabra es nooV, órgano que recibe las impresiones, que posee la facultad intelectiva, es el espíritu en cuanto poseedor de claras ideas. Este nooV, en ático (es el griego clásico, el hablado en la zona del Ática, sobre todo por su importancia, ya que fue utilizado en el siglo V a.C., el siglo conocido como el de Pericles, e idioma en el que escribieron grandes clásicos como Platón, los tres grandes trágicos, Aristófanes, Tucídides), posee varios significados: inteligencia, espíritu, mente, pensamiento, intelecto, alma.

Referencias
Acero, J.; Alegre, A.; Granada, M. y Valverde J. (1983). Historia del Pensamiento I. Barcelona: Orbis.
Piñerúa, F. (2011). Del Pensamiento Mágico-Religioso al Pensamiento Filosófico. Caracas: UPEL-IPM.

HOMERO
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia
FOTOGRAFÍA: Félix Piñerúa Monasterio


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