Este antropólogo, abogado, escritor,
periodista y diplomático nació y se crío en Guatemala, entre sus verdores de
selva y su eterna primavera, influyó en la cultura occidental proyectando las
culturas indígenas americanas, especialmente las de su país, contribuyó al
desarrollo de la literatura latinoamericana.
Es el primer hijo del
abogado y Juez Ernesto Asturias Girón y la maestra María Rosales de Asturias,
Miguel Ángel Asturias Rosales nació en la ciudad de Guatemala el 19 de octubre
de 1899. Sus antepasados españoles se remontan a los colonos venidos a
Guatemala en 1660. A pesar de su posición relativamente privilegiada, el padre
de Miguel Ángel Asturias, se opuso a la dictadura de Manuel Estrada Cabrera y
tras un incidente en 1904, en el que su padre, en calidad de juez, puso en
libertad a algunos estudiantes detenidos por causar disturbios, lo que ocasiono
la pérdida de su trabajo. Por lo que la familia se vio obligada, en 1905, a
trasladarse a la ciudad de Salamá, donde Miguel Ángel Asturias vivió en la
granja de sus abuelos. Fue aquí donde por primera vez entró en contacto con la
población indígena de Guatemala; su niñera, Lola Reyes, era una joven indígena
que le contaba historias, mitos y leyendas de su cultura, que más tarde
tendrían una gran influencia en su obra.
En 1917 ingresa a la
Facultad de Medicina, al año se cambia a la Facultad de Ciencias Jurídicas y
Sociales de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Obtuvo su título de
abogado en esta Universidad en 1923 y recibió el Premio Gálvez por su tesis
sobre la problemática de los indígenas. Mientras estudiaba fundó la Asociación
de Estudiantes Universitarios de la Universidad de San Carlos, además de
participar activamente en La Tribuna del Partido Unionista, mismo que derroco a
la dictadura de Manuel Estrada Cabrera en 1920.
En 1922, junto con otros
estudiantes, fundó la Universidad Popular, un proyecto comunitario según el
cual “la clase media se anima a contribuir al bienestar general, mediante la
enseñanza de cursos gratuitos para los más desfavorecidos”
En 1925 Miguel Ángel
Asturias estudió etnología y mitología indígena con Georges Raynaud, director
de Estudios sobre Religiones de América Precolombina, en la Escuela de Altos
Estudios de París. Algunos intelectuales lo consideran el primer novelista
latinoamericano en mostrar cómo el estudio de la antropología y de la
lingüística podía influir en la literatura. En París se asoció con el movimiento
surrealista. Durante este tiempo desarrollo una profunda preocupación por la
cultura maya y en 1925 comenzó, junto con José María Hurtado de Mendoza, la
traducción al español del Popol Vuh,
el texto sagrado de los mayas, un proyecto al que se dedico durante 40 años. En
1930 publicó su primer libro Leyendas de
Guatemala. Dos años más tarde recibió el Premio Sylla Monsegur por la traducción al francés de Leyendas de Guatemala. Vivió en París durante 10 años y regreso a
Guatemala el 14 de Julio de 1933.
Ya en Guatemala tuvo su
primer altercado con el dictador Jorge Ubico, quien cerró la Universidad
Popular. Asturias fundó y edito el programa radial El diario del aire. Escribió varios volúmenes de poesía en esa
época, siendo Sonetos el primero,
publicado en 1936.
En 1942, fue elegido
diputado al Congreso Nacional. Tras la caída del régimen de Jorge Ubico y la
elección del presidente reformista Juan José Arévalo en 1944, Miguel Ángel
Asturias comenzó una carrera diplomática en 1946, siendo diplomático en Buenos
Aires en 1947 y en París en 1952.
Enemigo de los régimen
dictatoriales trabajo arduamente apoyando el gobierno de Jacobo Árbenz, el
sucesor electo del presidente Juan José Arévalo. Jacobo Árbenz fue derrocado
por un golpe de Estado dirigido por el gobierno de Estados Unidos y ejecutado
por la CIA, que lo sustituyó por una junta militar encabezada por el coronel
Carlos Castillo Armas. Tras el golpe militar, tuvo que salir al exilio y murió en
México en 1971, mientras que Miguel Ángel Asturias fue despojado de su
nacionalidad y expulsado del país. Vivió en exilio en Buenos Aires y Santiago
de Chile. Después de un cambio de gobierno en Argentina se vio obligado a
trasladarse a Europa. Mientras vivía exiliado en Génova su reputación como
escritor creció con la publicación de su novela Mulata de Tal (1963), en esta obra se da una colisión entre el Mardi
Gras maya y el barroco hispano, en ella incluye la mitología maya y la
tradición católica para formar una alegoría de creencias distintivas. Miguel
Ángel Asturias incorpora a su novelística sus conocimientos antropológicos
sobre la mitología maya, al apelar a una forma de narrar fuertemente influida
por el surrealismo.
Restaurada la democracia en
1966 el presidente electo Julio César Méndez Montenegro le devuelve su
ciudadanía guatemalteca y es nombrado embajador en Francia hasta 1970.
Tras décadas de exilio y
marginación, finalmente obtuvo amplio renombre ganando el Premio Lenin de la
Paz de la Unión Soviética en 1966, el premio Nobel de Literatura en 1967 y en 1968 las comunidades indígenas lo nombran “hijo unigénito de Tecún Umán”.
El
Hombre de Maíz (1949) es considerada su obra maestra,
aunque la menos comprendida. La novela está escrita en seis partes, cada una
explorando el contraste entre las costumbres tradicionales indígenas y una
sociedad moderna. El argumento gira en torno a una comunidad indígena cuya
tierra está amenazada por foráneos con el propósito de su explotación
comercial. Un líder indígena, Gaspar Ilom, encabeza la resistencia de la
comunidad contra los colonos, quienes lo matan. Más allá de su tumba, Ilom vive
como un “héroe”. En la segunda mitad de la novela, el personaje central es un
cartero, Nicho, y la historia gira en torno a la búsqueda de su esposa perdida.
En el curso de su búsqueda se transforma en coyote, otra referencia de la
cultura maya, el nahualismo. A través de la alegoría muestra como el
imperialismo domina y trasforma las tradiciones indígenas en las Américas. Al
final de la novela “se ha perdido el mundo mágico de la leyenda indígena”; pero
concluye como las personas se convierten en hormigas para trasportar el maíz
que han cosechado.
Miguel Ángel Asturias pasó
sus últimos años en Madrid, donde murió a los 74 años y fue enterrado en el
cementerio de Pere Lachaise en París.
MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS Y SU VISIÓN ANTROPOLÓGICA
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia Arguinzones
MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS Y SU VISIÓN ANTROPOLÓGICA
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia Arguinzones
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