Actualmente Aruba es un país
autónomo insular del Reino de los Países Bajos (Holanda), pero mantiene un
amplio control sobre sus asuntos internos excepto cuestiones relacionadas con
la defensa nacional, ciudadanía (sus ciudadanos poseen pasaporte holandés y por
ende los arubianos gozan de los mismos derechos de los ciudadanos de la Unión
Europea), relaciones exteriores y extradición. Posee sus propias leyes,
constitución que data de 1986, gobierno y moneda oficial. Su poder judicial
reside en la Corte Suprema de Justicia de Aruba, cuyos jueces son designados
por Holanda. Su capital es Oranjestad.
Perteneció a las islas ABC
(Aruba, Bonaire y Curazao) ubicadas frente a la costa del estado venezolano de
Falcón, siendo las más occidentales de las Antillas Menores.
Sus primeros habitantes datan de la época del Paleoindio y aunque los
hallazgos arqueológicos en las islas ABC datan de unos 4.000 años, es
importante considerar que quizás sus primeros habitantes habrían ingresado
caminando, vía la mesa continental, durante el último descenso considerable del
mar hace 14.000 años, cuando estaban unidas al continente. Al respecto Geraldo
Ardila de la Universidad Nacional de Colombia habla de la “inmigración de los
pies secos” Paraguaná/Aruba, durante 18.000-14.000 años antes del presente, el
nivel del mar descendió entre 60 y 130 metros con relación al actual nivel,
dejando descubiertas grandes áreas y conectando territorios actualmente separados:
Paraguaná y la Guajira, e incluso la Isla de Aruba.
En su proceso de conquista de América, España, coloniza Aruba desde 1499.
Siendo la referencia más antigua de la isla la encontrada en el archivo del
Registro Público Principal de la Ciudad de Caracas, Venezuela, donde se otorga
en Cedula Real de noviembre de 1525 a Juan Martínez de Ampués el derecho de
repoblar las islas inútiles de Oroba, Islas de los Gigantes y Buon Aire.
En 1678, en la obra de Exquemelin se constata que los indios Caquetíos en
Aruba hablaban español y que una vez al año viene un padre de Coro.
De los Caquetíos, pobladores de las islas ABC durante el primer contacto
con los conquistadores, no dejaron los cronistas ninguna información; con
excepción de una nota sobre el ritual funerario de un Cacique Caquetío.
Sin embargo en Venezuela si poseemos información sobre este grupo indígena
por lo que podemos derivar las características de los Caquetíos de las islas
ABC desde este grupo en Venezuela
Los
Caquetío, pertenecientes a la familia lingüística Arawak, fueron encontrados
por los europeos en el litoral de Coro y en las islas de Curazao, Aruba y
Bonaire, llamadas de los Gigantes, por las extraordinarias proporciones
corporales de los indios, eran los más conspicuos representantes de aquella
antigua población que había alcanzado cierto desarrollo cultural, como lo
demuestran las colinas y terraplenes de tierra por ellos levantados en las
sabanas de Zamora y Portuguesa de Venezuela. Su dominio se extendía hasta las
altiplanicies de Cundinamarca en Colombia y por todo el cordón de las islas que
forman las Antillas mayores y menores. Eran gentes de índole pacífica, de
hábitos sedentarios y expertos agricultores, que constituían la casi totalidad
de la población de Venezuela en el siglo XIV (Jahn, 1973).
En
relación a su sistema de creencias podemos decir que los Caquetío atribuían a su Cacique
soberano, llamado Diaos, en la lengua caquetía, carácter divino, en virtud del
cual estaba investido de poderes sobrenaturales que le permitían gobernar los
fenómenos de la naturaleza, producir lluvia cuando la necesitaban para regar
sus siembras, detenerla cuando era necesario, hacer que las cosechas de sus
conucos fueran escasa o abundantes y detener las crecientes de los ríos.
Era
tal el respeto que profesaban a sus Caciques, sobre todo al soberano de
Paraguaná, que no le permitían caminar a pie. Los señores nobles de la Corte
los conducían en hombros, tendidos en hamacas tejidas de algodón o con fibras
de cocuiza o de maguey, con la mayor reverencia y sumisión, para donde quiera
que ellos necesitaran ir.
La
población Caquetía estaba dividida en dos clases: los nobles y guerreros,
y los plebeyos; los nobles se
distinguían por las pinturas que usaban, por un pedazo de piel de tigre o por
los collares con que se adornaban, hechos con los dientes de sus enemigos. Los
hombres usaban calabazas (estuche fálico) y las mujeres pequeños refajos
llamados «maures», con los que se cubrían las partes; untábanse el cuerpo de
onoto y jagua, llamada buxera en su lengua.
La
religión consistía en ofrendas al sol, a la luna y a los elementos; y a los
dioses de cada tribu y de cada familia, representados en ídolos de oro, de
barro, de madera y de piedra labrada y a los Diaos, considerados como seres
sobrehumanos; estas ofrendas eran hechas por los Boratios o sacerdotes, y eran
tales como sahumerios de tabaco, ceremonias y danzas. Los
Boratios eran fundamentalmente sacerdotes, con conocimiento de etnobotanica
medicinal, ciclos estaciónales y sobre el comportamiento animal. Intervenían
como consejeros de las elites gobernantes y en los asuntos bélicos. Además de
organizar la producción a través de los calendarios agrícolas, de caza y de
pesca. Organizaban los ritos agrícolas y demás actividades sociales y económicas. Los Caquetío creían en un espíritu bueno de quien recibían todo
el bien, y en otro malo al que atribuían las enfermedades, la muerte y las
malas cosechas.
En cuanto a su organización social y
política vivían en villas o aldeas
indígenas. La
nación estaba dividida en multitud de comunidades, sometidas cada una de
ellas a la autoridad de un cacique; pero todos los caciques reconocían de una
manera absoluta, la autoridad soberana del Gran Cacique Paraguaná.
Este
Cacique representaba a una nación que tenía como principio
servir al jefe, brindándole toda clase de comodidades. En sus recorridos, el
jefe caquetio era transportado en hamaca o en andas, cargado por sirvientes de
su propia tribu. Su área de influencia abarcaba además las islas circunvecinas,
hoy llamadas Aruba y Curazao. Su centro de poder lo tenía ubicado en el poblado
de Todariquiba, cerca de la actual Sabaneta. Luego de la fundación de Coro, en
1527, se traslada a esa ciudad. Entró en contacto con los españoles a través de
sus guerreros Baracuyra y Baltasar. En principio, negociaron la paz con Gonzalo
de Sevilla, asistente de Juan de Ampíes, hacia el año 1522.
La sociedad Caquetía alcanzó
un alto grado de desarrollo de las fuerzas productivas, una marcada división
social del trabajo altamente especializada en sus diversos componentes de la
economía: estas circunstancias sociales y económicas permitían planificar una
economía excedentaria cuyos productos excedentarios sustento el financiamiento
de actividades de índole no económica realizadas por las elites políticas,
religiosas, militares y de artesanos especialistas. Por otra parte logró la
acumulación de bienes a través del cobro de tributos. Las bases productivas de
los Caquetío dio origen a las clases sociales: la clase caciquil y la
sacerdotal quienes recibían y administraban el excedente producido por la clase
de los trabajadores (naborias), comuneros, servidumbre (prisioneros de guerra
generalmente) y gente natural (Salazar, 2003).
En 1636 Aruba fue conquistada por los Países Bajos, por la compañía
holandesa de las Indias Occidentales, quienes mantuvieron un control de la isla
durante casi dos siglos.
Durante las Guerras Napoleónicas los ingleses mantuvieron el control de
Aruba desde 1805 hasta 1816 cuando fue devuelta a los Países Bajos.
En 1828 queda bajo el control de las Indias Occidentales Danesas para que
en 1848 pase a formar parte de las Antillas Neerlandesas. Durante el siglo XIX
se consiguió y exploto oro en la isla lo que llevo una notoria prosperidad a la
isla. A este auge se sumó la apertura de una refinería petrolera de la Standard
Oil en 1924, en el puerto de San Nicolás. En 1927 se establece en el área de
“Druif”, muy cerca del puerto de Oranjestad, la “Eagle Refinery Company” una
compañía petrolera filial de “SHELL”, que importaba el petróleo de Venezuela.
Referencia
Debrot, R. (s/f). Aruba Indígena.
Barranquilla: Gráficas Lourdes Ltda.
Piñerúa, F. (2008). Venezuela Desde Sus Orígenes. Caracas: La Casa Tomada.
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia Arguinzones
FOTOGRAFÍA: Félix Piñerúa Monasterio
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