La palabra Tótem procede de la raíz «ote»,
palabra originaria de la lengua ojibwa, uno de los pueblos nativos más grandes de América del Norte junto a los cheroqui
y los navajo. Se encuentran, en Canadá (en Ontario) y en Estados Unidos (en
Wisconsin y Minnesota). Forman parte de los anishinaabe, que también incluye
otros grupos indígenas como los algonquin, los nipissing, los oji-cree, los
odawa y los potawatomi, todos de la familia lingüística de los
algonquinos. Tótem significaba la familia o la tribu de un individuo, o
también, en un sentido más estricto, sus bienes o posesiones, pero que en
definitiva designaba los objetos con los que un individuo o una tribu creían
estar en estrecha relación de parentesco o solidaridad.
Se entiende por totemismo el conjunto de
costumbres y creencias de que es objeto el tótem por parte de un individuo, una
tribu o un clan.
A pesar de que el totemismo,
tomado en su sentido más genérico, sólo se extendió y propagó entre los
indígenas americanos y los aborígenes australianos, se puede ver alguna huella
suya entre los habitantes de África del Sur, en las islas de la Polinesia y
entre los dyacs de la India.
Ciertas hipótesis aseguran
que el totemismos representa una fase de toda cultura, necesaria y universal
dentro del desarrollo humano, y aunque solamente se haya podido comprobar la
supervivencia de la institución del tótem entre los indígenas de Norteamérica,
determinadas huellas permiten suponer que el totemismo existió de igual modo en
pueblos primitivos como los arios y los semitas de Europa y Asia.
La mejor explicación del
totemismo hay que buscarla en la «Teoría de Manitú o espíritu protector». Su punto básico es
que el manitú se transformó en tótem de la tribu, lo cual pudo ocurrir bien por
herencia real, o sea por la creencia de que el manitú de un jefe de tribu era
heredado por sus sucesores, o bien por esa misma creencia más o menos combinada
con la de la herencia supuesta.
Era un hecho conocido que
los indios de América del Norte creían estar dotados con cualidades de sus tótems.
De ahí como en las ceremonias de nacimiento y en los funerales, observamos la imitación del
tótem en las danzas, ya por la indumentaria,
ya por los gestos y las actitudes.
Unas tribus creían que la
energía vital del espíritu se añadía a la suya penetrándola, en cuyo caso el
manitú debería ayudarles siempre en toda circunstancia y en todo momento.
El tótem era para los indios americanos y para las tribus de otras regiones, la representación de una divinidad, fuera
un dios, un animal o un vegetal. O sea, alguien a quien adorar, suplicar y venerar.
Referencia
Ayala, R. (1998). Mitos y Leyendas de
los Indios Americanos. Barcelona: Edicomunicación, S.A.
EL TOTEMISMO
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia
No hay comentarios:
Publicar un comentario