Hijas de los dioses fluviales Aqueloo
o Forcis, y/o las de las musas Melpómene (originalmente musa del canto y la armonía,
que luego lo fue de la tragedia) o Terpsícore (asociada a la poesía y la danza),
tenían cuerpo de pájaro y rostro o torso de mujer, las sirenas poseían una voz
encantadora que embrujaba a los navegantes para conducirlos al naufragio y a la
muerte.
Se les atribuía la función de
trasportar las almas al Hades, función que posteriormente asumiría el dios
Hermes.
Según el relato mitológico
habitan en una isla rocosa del Mediterráneo frente a Sorrento, en ocasiones identificada
con la isla de Capri.
Las sirenas desaparecen al
darse cumplimiento al oráculo de la diosa Gea, cuando Odiseo u Orfeo, según sea
el caso, se resistió al efecto de sus voces, las sirenas cayeron al mar y se
convirtieron en riscos o perecieron.
A partir de la Edad Media ser
les representa como hermosas mujeres con cola de pez en lugar de piernas que
habitaban en las profundidades del mar. En ambos casos se les atribuye una
irresistible voz que enloquecía a los marineros.
Fotos: Museo Arqueológico de Atenas.
SIRENAS
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily
Gavidea
FOTOGRAFÍA: Félix Piñerúa
Monasterio
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