Se encuentra en un valle en las laderas
orientales de la sierra de Borba, en el distrito de Évora, región del Alentejo.
Los primeros vestigios arqueológicos son del
periodo romano. En el 715 llegaron los musulmanes que permanecen hasta el 1217
cuando es reconquistada por el rey Sancho II. Se entrego a la Orden de Avis,
aun así continuó siendo un lugar habitado en gran medida por musulmanes (aldea
de los bugíos). Cuando la línea de la reconquista se extiende hacia el Algarve
se hace imprescindible la repoblación de las tierras prácticamente desiertas
del Alentejo con el fin de reforzar las defensas, para ello se construyen fortificaciones.
En 1270 se concede la carta foral a Vila Vicosa, pasa a ser un municipio y se
funda el Monasterio dos Agostinhos.
En 1461 pasó a pertenecer a la Casa de
Braganza. El ducado se había creado en 1442 para un hijo ilegitimo de Joao I.
es el segundo duque Don Fernando quien mueve su corte para Vila Vicosa. Este
hecho provocó un gran desarrollo. El impacto económico y cultural sobre la
pequeña población fue espectacular.
En 1502 el cuarto duque, Don Jaime, inicia la
construcción del Palacio Ducal. Se hace fuera de muros de ciudad medieval.
Muchos nobles y ricos les imitan y fijan sus residencias cerca del Palacio. Por
espacio de dos siglos Vila Vicosa siguió brillando. Era un gran centro cultural
bajo el mecenazgo de los Duques de Braganza.
Al extinguirse la dinastía real de los Avis,
Doña Carolina de Braganza pretendió al trono pero tuvo que desistir ante la
invasión de Felipe II de España. Este hizo valer sus derechos por la fuerza y
Portugal quedo incorporado a la
monarquía de los Austrias en 1580.
En 1637 el VIII duque de Braganza, encabezó
una conspiración de la nobleza portuguesa, apoyada por Francia, que culminó en
la insurrección contra Felipe IV de España en 1640. En 1641 se reunieron las
cortes que proclamaron rey de Portugal con el nombre de Joao IV, así Vila
Vicosa fue la patria de la Restauración de la Independencia portuguesa. A
partir de ese momento la corte se traslada a Lisboa y Vila Vicosa deja de ser
la residencia oficial de los duques. Muchas de las riquezas del Palacio Ducal se
trasladan al Palacio de la Rivera de Lisboa, otras van para Mafra y Sintra. El
palacio se remodeló a finales del siglo XIX convirtiéndose en uno de los
preferidos por la familia real para su temporada fuera de Lisboa. Con altos y
bajos, la Casa de Braganza se mantuvo en el trono hasta la caída de la
Monarquía en 1910.
Referencia
VILA
VICOSA
AUTOR:
Félix
Piñerúa Monasterio
DISEÑO
Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia
FOTOGRAFÍA:
Félix
Piñerúa Monasterio
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