De padre medico, nació en
Estagira, en la costa de tracia (384 a.C. - 322 a.C.), y estuvo vinculado a la
orbita macedonia. A los 18 años entra a formar parte de la Academia donde
estuvo por espacio de veinte años, hasta la muerte de Platón.
Funda en Atenas su propia
escuela, el Liceo, en 335 a.C. en el sagrado paraje de Apolo Licio. Más tarde
se llamó a los hombres de aquella escuela los «peripatéticos» porque tenían sus explicaciones doctrinales
paseando.
La problemática fundamental
de Aristóteles fue la de comprender las condiciones necesarias para la
formación y para el ejercicio de la ciencia. La ciencia es el descubrimiento de
las condiciones necesarias para su praxis, su porqué. Luego la ciencia radica
en una investigación de las causas y de los primeros principios. La ciencia
teorética se divide, según criterios de Aristóteles, en tres filosofías, según
el objeto de estudio: la filosofía primera, o metafísica; la filosofía segunda,
o física y la matemática.
Las ciencias prácticas no
tienen por objeto lo que es necesario, sino aquello que puede variar, es decir,
aquella esfera de la realidad en la cual el hombre actúa con miras a la
realización de sus fines. El estudio de esta praxis constituye la ética, que
encuentra su continuación en la política, puesto que el hombre como animal
político que es se realiza a sí mismo, en la vida social. Finalmente, un tercer
tipo de actividad científica, denominado poética, está representado por
aquellas ciencias prácticas que tienen como fin la producción de algo que se
independiza con posterioridad.
Aristóteles analiza los diversos tipos de discursos, con
el fin de determinar las reglas con las cuales deben ser pensados los objetos.
La lógica considera la forma
que debe tener cualquier tipo de razonamiento que pretenda demostrar algo y, en
general, que trate de probar. La lógica muestra como procede el pensamiento
cuando piensa, cuál es la estructura del razonamiento, cuáles son sus
elementos, cómo es posible proporcionar demostraciones, qué tipos y modos de
demostraciones existen, sobre qué tratan y cuando son posibles.
En Analíticos, Aristóteles propone al silogismo como el prototipo de
todo razonamiento. Siendo considerado solo de manera formal, lo que significa
prescindir de su valor de verdad. En los Analíticos
segundos se ocupa del silogismo, además de formalmente correcto, también
verdadero. Éste es el tipo de razonamiento denominado científico, que reúne
tanto la validez como la verdad.
Aristóteles en los Tópicos estudia el silogismo dialectico,
que parte de premisas fundadas tan sólo en la opinión, o en elementos que
parecen aceptables para todos, o para la mayor parte, siendo argumentaciones
meramente probables. Por último en las Refutaciones
sofisticas se ocupa de analizar las argumentaciones enteramente
persuasivas.
Del análisis de las
premisas, y en primer lugar de aquellas que son universales, se obtienen los
principios lógicos, que son comunes a todas las ciencias. Ellos son el
principio de identidad, el principio de no contradicción (“a” y no “a”) y el
principio de tercero excluido.
Al analizar los elementos
constitutivos del razonamiento científico, debemos precisar los términos y
conceptos para obtener la mayor claridad posible. Una vez logrado esto, ver la
relación que existe entre dos o más conceptos, lo cual es precisamente lo que
constituye el análisis del razonamiento, pues éste existe sólo sobre la base de
la vinculación de varios juicios. A la doctrina de los juicios se vincula la de
las categorías. Estas son las clases dentro de las cuales se pueden agrupar las
diversas determinaciones de lo real (categorías del ente), así como las
determinaciones del pensamiento discursivo (categorías de los juicios). La
primera categoría y la más fundamental es la de sustancia. Ésta es lo que es en
sí misma y por sí misma. Desde el punto de vista lógico, nada puede ser
predicado sin referencia a la sustancia. A partir de ahí, la predicación
procede a través de ulteriores especificaciones, llamadas atributos del sujeto,
al cual corresponden las otras categorías. Estas son la cualidad, la cantidad,
la relación, el lugar, el tiempo, la acción, la posición, la pasión, la
condición.
La definición consiste en un
juicio que determina el género al cual pertenecen las cosas, y la diferencia
especifica que diferencia esta cosa dentro del género de pertenencia.
Por otra parte Aristóteles crítica la doctrina de las ideas de
Platón al negar que la forma sea algo separado porque, si fuese tal, la forma
no explicaría ni la constitución de la realidad, ni su movimiento, ni su
cognoscibilidad. Para ello Aristóteles aborda la teoría del primer motor inmóvil,
fuente y condición del movimiento universal. Según la cual todo lo que estuviese
en movimiento lo estaría en virtud de una moción sufrida con anterioridad. Es desde
aquí, desde donde se puede, entonces, presentar la prueba de que existe un
primer motor inmóvil, fuente de todo movimiento.
Así para Aristóteles la metafísica
asume cuatro formas: la que averigua las causas y los principios primeros o
supremos; la metafísica que analiza el ser en cuanto ser; la que examina la
sustancia y la metafísica que investiga a Dios y la sustancia suprasensible.
La filosofía primera o metafísica
en su contenido se relaciona a la teoría de las causas. Esto implica saber
cuáles y cuántas son estas causas, estableciendo que, en lo que respecta al
mundo del devenir, se reducen a las cuatro siguientes:
Causa formal, relacionada a
la forma que toma la cosa en el sistema.
Causa material, relacionada
a como está constituida la cosa.
Causa eficiente o agente,
relacionada a lo hace que la cosa se manifieste.
Causa final, relacionada a
su fin último en relación al sistema.
Aristóteles sostiene que el
ser expresa originalmente una pluralidad de significados, por lo que el termino
se emplea en múltiples sentidos, pero siempre haciendo referencia a una unidad
y realidad determinada. Esto trae como consecuencia que el ser no puede
reducirse a un género y aún menos a una especie. Se trata, más bien, de un
concepto transgenérico además de transespecífico, es decir, más amplio y más
extenso que el género y la especie.
A partir de la sustancia
sensible Aristóteles propone desarrollar las investigaciones puesto que es útil
proceder paso a paso hacia lo más cognoscible. Ya que todos adquieren el saber
de esta manera, partiendo de las cosas que son menos cognoscibles por su
naturaleza (las cosas sensibles) hacia las que son más cognoscibles por
naturaleza (las cosa inteligibles).
Según Aristóteles, la forma
es la naturaleza íntima de las cosas, la esencia de las mismas, y cuando
definimos las cosas nos referimos justamente a la forma; en general, las cosas
sólo son cognoscibles en su esencia. Pero esta forma no tendría ninguna
concreción de no realizarse en la materia. En este sentido, la materia resulta también
fundamental para la constitución de las cosas y, por tanto, también a ella se
le podrá designar, dentro de ciertos límites, como sustancia de las cosas. Estos
límites están perfectamente definidos: si no hubiera forma, la materia sería
indeterminada y no bastaría para constituir las cosas. Las cosas concretas no
son sino compuestos de forma y materia. Recordemos que la materia es potencia,
en el sentido de que es capaz de asumir o de recibir formas distintas. Por consiguiente,
todas las cosas materiales poseen siempre en mayor o menor cantidad cierta
potencialidad. Si, por su parte, son seres inmateriales, es decir, formas
puras, deberían ser actos puros, exentos de potencialidad.
Compuestos de materia y
forma, en los seres vivos la forma o el acto es el principio de vida y como tal
se llama “alma”. El alma no es una sustancia independiente del cuerpo, sino el
acto primero de un cuerpo físico orgánico que posee la vida en potencia.
Esta estructura del ser
viviente es puesta en relación con el conocimiento y a la esfera del
conocimiento pertenece también la facultad de la imaginación: ésta, partiendo
desde las sensaciones almacenadas en la memoria, constituye objetos que no están
presentes, imagina, por tanto, cosas reales e irreales.
En el hombre, además del
conocimiento sensible, se da el conocimiento intelectual. Pero también este
último se encuentra regido por la causalidad física.
Después de las ciencias teóricas
aparecen las ciencias prácticas y dentro de estas últimas aparece la política,
la actividad moral de los hombres considerados como individuo o como
ciudadanos. Esta política se subdivide en ética y teoría del Estado.
En su Gran Ética, nos dice que hemos de hablar del bien, pero no del bien
en general, sino del bien en relación a nosotros.
A diferencia de Sócrates y
Platón, Aristóteles considera indispensable disponer de suficientes bienes
externos y de medios de fortuna; aunque éstos de por sí no proporcionan la
felicidad, su ausencia puede comprometer o malograr las posibilidades de
felicidad.
La sociedad humana misma es
interpretada como un esfuerzo mancomunado de realización de la bondad moral y
de la excelencia individual.
Referencias
Hirschberger, J. (1997). Historia de la Filosofía I. Barcelona:
Herder.
García, C., Álvarez, S.,
Aranguren, J., Fernández, M., Gómez, J., Granada, M., Liedó, E. y Rico, F.
(2002). Historia de la Ética I.
Barcelona: Critica.
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia Arguinzones
FOTOGRAFÍA: Félix Piñerúa Monasterio
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