jueves, 6 de marzo de 2014

Antropología Filosófica – Aristóteles

De padre medico, nació en Estagira, en la costa de tracia (384 a.C. - 322 a.C.), y estuvo vinculado a la orbita macedonia. A los 18 años entra a formar parte de la Academia donde estuvo por espacio de veinte años, hasta la muerte de Platón.
Funda en Atenas su propia escuela, el Liceo, en 335 a.C. en el sagrado paraje de Apolo Licio. Más tarde se llamó a los hombres de aquella escuela los «peripatéticos» porque  tenían sus explicaciones doctrinales paseando.
La problemática fundamental de Aristóteles fue la de comprender las condiciones necesarias para la formación y para el ejercicio de la ciencia. La ciencia es el descubrimiento de las condiciones necesarias para su praxis, su porqué. Luego la ciencia radica en una investigación de las causas y de los primeros principios. La ciencia teorética se divide, según criterios de Aristóteles, en tres filosofías, según el objeto de estudio: la filosofía primera, o metafísica; la filosofía segunda, o física y la matemática.
Las ciencias prácticas no tienen por objeto lo que es necesario, sino aquello que puede variar, es decir, aquella esfera de la realidad en la cual el hombre actúa con miras a la realización de sus fines. El estudio de esta praxis constituye la ética, que encuentra su continuación en la política, puesto que el hombre como animal político que es se realiza a sí mismo, en la vida social. Finalmente, un tercer tipo de actividad científica, denominado poética, está representado por aquellas ciencias prácticas que tienen como fin la producción de algo que se independiza con posterioridad.
Aristóteles  analiza los diversos tipos de discursos, con el fin de determinar las reglas con las cuales deben ser pensados los objetos.
La lógica considera la forma que debe tener cualquier tipo de razonamiento que pretenda demostrar algo y, en general, que trate de probar. La lógica muestra como procede el pensamiento cuando piensa, cuál es la estructura del razonamiento, cuáles son sus elementos, cómo es posible proporcionar demostraciones, qué tipos y modos de demostraciones existen, sobre qué tratan y cuando son posibles.
En Analíticos, Aristóteles propone al silogismo como el prototipo de todo razonamiento. Siendo considerado solo de manera formal, lo que significa prescindir de su valor de verdad. En los Analíticos segundos se ocupa del silogismo, además de formalmente correcto, también verdadero. Éste es el tipo de razonamiento denominado científico, que reúne tanto la validez como la verdad.
Aristóteles en los Tópicos estudia el silogismo dialectico, que parte de premisas fundadas tan sólo en la opinión, o en elementos que parecen aceptables para todos, o para la mayor parte, siendo argumentaciones meramente probables. Por último en las Refutaciones sofisticas se ocupa de analizar las argumentaciones enteramente persuasivas.
Del análisis de las premisas, y en primer lugar de aquellas que son universales, se obtienen los principios lógicos, que son comunes a todas las ciencias. Ellos son el principio de identidad, el principio de no contradicción (“a” y no “a”) y el principio de tercero excluido.
Al analizar los elementos constitutivos del razonamiento científico, debemos precisar los términos y conceptos para obtener la mayor claridad posible. Una vez logrado esto, ver la relación que existe entre dos o más conceptos, lo cual es precisamente lo que constituye el análisis del razonamiento, pues éste existe sólo sobre la base de la vinculación de varios juicios. A la doctrina de los juicios se vincula la de las categorías. Estas son las clases dentro de las cuales se pueden agrupar las diversas determinaciones de lo real (categorías del ente), así como las determinaciones del pensamiento discursivo (categorías de los juicios). La primera categoría y la más fundamental es la de sustancia. Ésta es lo que es en sí misma y por sí misma. Desde el punto de vista lógico, nada puede ser predicado sin referencia a la sustancia. A partir de ahí, la predicación procede a través de ulteriores especificaciones, llamadas atributos del sujeto, al cual corresponden las otras categorías. Estas son la cualidad, la cantidad, la relación, el lugar, el tiempo, la acción, la posición, la pasión, la condición.
La definición consiste en un juicio que determina el género al cual pertenecen las cosas, y la diferencia especifica que diferencia esta cosa dentro del género de pertenencia.
Por otra parte Aristóteles crítica la doctrina de las ideas de Platón al negar que la forma sea algo separado porque, si fuese tal, la forma no explicaría ni la constitución de la realidad, ni su movimiento, ni su cognoscibilidad. Para ello Aristóteles aborda la teoría del primer motor inmóvil, fuente y condición del movimiento universal. Según la cual todo lo que estuviese en movimiento lo estaría en virtud de una moción sufrida con anterioridad. Es desde aquí, desde donde se puede, entonces, presentar la prueba de que existe un primer motor inmóvil, fuente de todo movimiento.
Así para Aristóteles la metafísica asume cuatro formas: la que averigua las causas y los principios primeros o supremos; la metafísica que analiza el ser en cuanto ser; la que examina la sustancia y la metafísica que investiga a Dios y la sustancia suprasensible.
La filosofía primera o metafísica en su contenido se relaciona a la teoría de las causas. Esto implica saber cuáles y cuántas son estas causas, estableciendo que, en lo que respecta al mundo del devenir, se reducen a las cuatro siguientes:
Causa formal, relacionada a la forma que toma la cosa en el sistema.
Causa material, relacionada a como está constituida la cosa.
Causa eficiente o agente, relacionada a lo hace que la cosa se manifieste.
Causa final, relacionada a su fin último en relación al sistema.
Aristóteles sostiene que el ser expresa originalmente una pluralidad de significados, por lo que el termino se emplea en múltiples sentidos, pero siempre haciendo referencia a una unidad y realidad determinada. Esto trae como consecuencia que el ser no puede reducirse a un género y aún menos a una especie. Se trata, más bien, de un concepto transgenérico además de transespecífico, es decir, más amplio y más extenso que el género y la especie.
A partir de la sustancia sensible Aristóteles propone desarrollar las investigaciones puesto que es útil proceder paso a paso hacia lo más cognoscible. Ya que todos adquieren el saber de esta manera, partiendo de las cosas que son menos cognoscibles por su naturaleza (las cosas sensibles) hacia las que son más cognoscibles por naturaleza (las cosa inteligibles).
Según Aristóteles, la forma es la naturaleza íntima de las cosas, la esencia de las mismas, y cuando definimos las cosas nos referimos justamente a la forma; en general, las cosas sólo son cognoscibles en su esencia. Pero esta forma no tendría ninguna concreción de no realizarse en la materia. En este sentido, la materia resulta también fundamental para la constitución de las cosas y, por tanto, también a ella se le podrá designar, dentro de ciertos límites, como sustancia de las cosas. Estos límites están perfectamente definidos: si no hubiera forma, la materia sería indeterminada y no bastaría para constituir las cosas. Las cosas concretas no son sino compuestos de forma y materia. Recordemos que la materia es potencia, en el sentido de que es capaz de asumir o de recibir formas distintas. Por consiguiente, todas las cosas materiales poseen siempre en mayor o menor cantidad cierta potencialidad. Si, por su parte, son seres inmateriales, es decir, formas puras, deberían ser actos puros, exentos de potencialidad.
Compuestos de materia y forma, en los seres vivos la forma o el acto es el principio de vida y como tal se llama “alma”. El alma no es una sustancia independiente del cuerpo, sino el acto primero de un cuerpo físico orgánico que posee la vida en potencia.
Esta estructura del ser viviente es puesta en relación con el conocimiento y a la esfera del conocimiento pertenece también la facultad de la imaginación: ésta, partiendo desde las sensaciones almacenadas en la memoria, constituye objetos que no están presentes, imagina, por tanto, cosas reales e irreales.
En el hombre, además del conocimiento sensible, se da el conocimiento intelectual. Pero también este último se encuentra regido por la causalidad física.
Después de las ciencias teóricas aparecen las ciencias prácticas y dentro de estas últimas aparece la política, la actividad moral de los hombres considerados como individuo o como ciudadanos. Esta política se subdivide en ética y teoría del Estado.
En su Gran Ética, nos dice que hemos de hablar del bien, pero no del bien en general, sino del bien en relación a nosotros.
A diferencia de Sócrates y Platón, Aristóteles considera indispensable disponer de suficientes bienes externos y de medios de fortuna; aunque éstos de por sí no proporcionan la felicidad, su ausencia puede comprometer o malograr las posibilidades de felicidad.
La sociedad humana misma es interpretada como un esfuerzo mancomunado de realización de la bondad moral y de la excelencia individual.

Referencias
Hirschberger, J. (1997). Historia de la Filosofía I. Barcelona: Herder.
García, C., Álvarez, S., Aranguren, J., Fernández, M., Gómez, J., Granada, M., Liedó, E. y Rico, F. (2002). Historia de la Ética I. Barcelona: Critica.

ARISTÓTELES 
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio 
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia Arguinzones
FOTOGRAFÍA: Félix Piñerúa Monasterio

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