Sudán o República del Sudán, es un país geográficamente
africano y políticamente del Medio Oriente. Está situado al noreste de África y
tiene capital en Jartum.
Comparte frontera con Egipto al norte, con el Mar Rojo al noreste, con Eritrea
y Etiopía al este, con Sudán del Sur al sur, con la República Centroafricana al
suroeste, con Chad al oeste y con Libia al Noreste. Hasta el año 2011, momento en que se separó la
región sur del país (conformando la nueva República de Sudán del Sur) fue el
estado africano que compartía frontera con un mayor número de países (nueve),
incluyendo a Kenia, Uganda y la República Democrática del Congo. La población
de Sudán es la combinación de africanos indígenas con lengua madre nilo-sahariana y descendientes de migrantes de la península arábiga. Tres reinos kushitas y meroíticos
se establecieron en el territorio norte del actual estado del Sudán desde
tiempos de la era mesopotámica. Dichas civilizaciones florecieron
principalmente sobre el río Nilo desde la primera hasta la sexta catarata.
Estos reinos fueron influidos por el Antiguo Egipto, al que a su vez influyeron
más tarde. De hecho, las fronteras del Antiguo Egipto y los reinos sudaneses
fluctuaban bastante.
El fetichismo sudanés
desempeña un papel trascendental en lo referente al desarrollo litúrgico de los
cultos y la universalización de la creencia que concede poder mágico a la
palabra. Tanto los bantúes como los sudaneses son, al mismo tiempo, manistas y
fetichistas, entendiendo por fetichista a la creencia o práctica religiosa en la cual se considera que
ciertos objetos poseen poderes mágicos o sobrenaturales y que protegen al
portador o a las personas de las fuerzas naturales, ya que ambas modalidades se
refieren a la única y común religión animista.
La palabra «fetiche» es francesa, y deriva de la portuguesa feitiço. Cuando los portugueses llegaron
al Congo, tradujeron la palabra congoleña nkisi
por feitiço que significa todo
objeto.
Los fetiches naturales deben
su virtud mágica a las fuerzas espirituales que los habitan, mientras que los
fetiches consagrados son objetos fabricados por el hombre que reciben poder –como
causa instrumental- por haber sido asentado en ellos unos espíritus «evocados»
por la palabra (nommo) conocida por
el hechicero.
En ambos casos, los fetiches
nunca son ídolos: son sencillamente unos soportes o, si se prefiere, unos
conductores de energía vital, de fuerza espiritual.
Como los bantúes, los
sudaneses creen en la existencia de un espíritu creador todo poderoso
equivalente a Ntu y lo llaman Olorung. Le a atribuyen el señorío del cielo y su
fetiche natural sería la bóveda celeste.
En la religiosidad africana
uno de sus rasgos es la actitud de «adueñarse» de las fuerzas encerradas en las
divinidades extranjeras; pues bien, junto con los «contenidos esenciales» de
los nombres de las divinidades paganas de Europa y del Oriente Medio, los
sudaneses se apropiaron de sus biografías míticas y las tradujeron a su propio
ambiente cultural, creando su versión de un Zeus transformado en Olorung, de
una Afrodita transformada en Yemayá, etc.
Entre todos los sujetos de
fuerza vital que existen, los más poderosos son los orixás, en lengua yoruba, y vudús
en lengua ewé.
Referencias
Del Zotti, C. (1975). Brujería y magia en América. Barcelona.
Plaza & Janes.
Gluckman, M., Douglas, M. y
Horton R. (1976). Ciencia y Brujería.
Barcelona: Anagrama.
Foto: Museo de Antropología - Madrid
FETICHISMO SUDANÉS
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia
FOTOGRAFÍA: Félix Piñerúa Monasterio
Foto: Museo de Antropología - Madrid
FETICHISMO SUDANÉS
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia
FOTOGRAFÍA: Félix Piñerúa Monasterio
En la religiosidad africana uno de sus rasgos es la actitud de «aduenarse» de las fuerzas encerradas en las divinidades extranjeras; pues bien, junto con los «contenidos esenciales» de los nombres de las divinidades paganas de Europa y del Oriente Medio, los sudaneses se apropiaron de sus biografías míticas
ResponderEliminarNo, No, No...disculpe pero discrepo:
Ningun pueblo puede aduenarse o apropiarse de lo que no conoce. Las culturas africanas, -multiples por la condicion tribal- no viene de copiar modelos europeos. Cuando Europa penetro y saqueo a Africa ya los negros adoraban sus dioses y estaban nombrados . Yemaya es la madre de todos los orichas por que el agua es un elemento de la Creaciion.
A Oshun (diosa del amor y las aguas dulce) luego la equipararon a Afrodita, pero los negros no hicieron esa homologacion. Las culturas dominadoras de entonces fueron las que renombraron a las deidades, pero aun hoy esas fuerzas orshas sobreviven, según los signos energeticos con los cuales bajaron a la tierra.
El mundo Yoruba tiene un libro sagrado de la creacion. Dice una profesia Yoruba:
“Obedi kaka, Obedi lele” : traducido “Se repartio el saber en el mundo”. Cada pueblo adoro a sus dioses, le puso nombres y atributos.
Hola Maritza, ante todo gracias por tus comentarios. Los prestamos y el sincretismo son propios de las culturas en contacto, esto como producto de su dinámica misma, que dicho sea de paso puede ser muy variada. África negra tiene una larga historia de movilización y contactos, primero por los cambios climáticos que produjeron el desecamiento del Sahara, luego la expansión del Islam y por ultimo el colonialismo europeo que trajo a los africanos a América donde se reinventaron sus cultos religiosos dando origen a la Santería, el Voudu,el Candomblé y todas las variaciones dadas entre ellos. En todo este largo proceso se han dado acomodaciones de diversos tipos y esto no le quita originalidad pues las culturas y dentro de ellas las religiones son dinámicas. Nuevamente gracias por tu comentario y seguimos en contacto. Saludos
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