martes, 27 de septiembre de 2011

Antropología Física - Frans de Waal y la Monogamia

Los primates que viven en familia, machos y hembras, son territoriales. En el caso del gibón posee un amplio territorio y no deja que nadie entre allí. No se interesa  en una sociedad. Nosotros los humanos somos muy especiales: tenemos familias cuyos miembros están completamente integrados al resto de la sociedad. Tenemos un poco de territorio –nuestra casa, a veces un jardín-, pero eso es todo.
Eso significa también que la familia debe estar protegida. Si no hay gran territorio alrededor, se necesitan otras protecciones. Si no, si todo el mundo tiene relaciones sexuales con todo el mundo –en el medio de la calle, por así decir- la familia se desagrega. Ahí es donde entra en juego la moralidad humana: hemos limitado la familia a códigos morales muy fuertes que respetamos vigorosamente. En nuestros días, la religión está muy implicada en la moralidad, pero estoy seguro de que durante mucho tiempo, antes incluso del nacimiento de las religiones, ya había códigos morales en las sociedades.
En general, en las sociedades primates de costumbres “ligeras” –como los bonobos (Pan paniscus) y los chimpancés (Pan troglodytes), nuestros parientes más cercanos-, los machos tienen testículos muy grandes: en el  bonobo, teniendo en cuenta su peso, son diez veces más grandes que en el ser humano. Pero en general, cuanto menos competencia hay entre los machos por las mismas hembras, más pequeños son los testículos. Tomemos el ejemplo del gorila (Gorilla gorilla) o (Gorilla beringei), que mantiene a cualquier otro individuo por fuera de su territorio. Es el único que se aparea con las múltiples  hembras durante el período en que es jefe del grupo. Y tiene testículos muy pequeños, pues cuando se aparee con una hembra su esperma será el único que la penetrará. Por así decir, no tiene que preocuparse por los eventuales competidores machos que podrían aparearse con las mismas hembras y fertilizarlas.
En una sociedad como la de los chimpancés o los bonobos, donde muchos machos se aparean con muchas hembras, se verifica que los testículos son más grandes: se hace importante producir más esperma que el resto de los machos, y de mejor calidad, para que las chances de fertilizar a las hembras sean más elevada. El hecho de que el macho humano tenga testículos pequeños, pues, es observado como un signo de que existen relaciones de pareja desde hace mucho tiempo en el linaje humano, relaciones en las que un macho está casi seguro de ser el que fertiliza a la hembra con la cual tiene contacto.
Si los machos están en competencia constante e intensa por las hembras, son más grandes, mucho más grande que las hembras. El macho gorila es dos veces más grande que la hembra. Un macho humano apenas más grande que la hembra es entonces otro indicador de que desde hace tiempo existe ciertos sistemas sociales que reduce la competencia entre machos. La unión monógama podría ser ese sistema.
La hembra chimpancé y la hembra bonobo no reciben ninguna ayuda del macho. La bonobo trae un hijo al mundo más o menos cada seis años. El hecho de que los machos ayuden en la vida familiar es lo que permitió a las mujeres a tener un hijo cada dos años.

Bibliografía
Meyer, C. (2010). Los Nuevos Psi. Lo que hoy Sabemos sobre la Mente Humana. Buenos Aires: Sudamericana.

FRANS DE WAAL Y LA MONOGAMIA 
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia
FOTOGRAFÍA: Félix Piñerúa Monasterio

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