Semejante al Coliseo, el Teatro Marcelo fue
construido 83 años antes y tiene una estructura semicircular (hemiciclo) a
diferencia del Coliseo que es redondo (anfiteatro). Fue el primer teatro de la
capital permanente y de piedra, pues hasta entonces habían sido provisionales y
de madera.
Proyectado por Julio César, quien empezó a construirlo,
fue terminado por Augusto entre los años 13 y 11 a.C., mismo que lo dedico a su
sobrino Marco Claudio Marcelo, quien de no haber muerto habría sido su sucesor.
Aún no finalizado, en el 17 a.C., se inauguró con
los Juegos Seculares (que se celebraban cada 100 años para marcar el comienzo
de una nueva era) en los que Horacio escenificó su Carmen Saeculare.
Aunque en determinadas ocasiones, Augusto ofrecía
al público espectáculos más acorde con la mentalidad romana (como las luchas de
fieras y gladiadores), su principal objetivo era fomentar por encima de todos
ellos el teatro, en un afán de intentar superar a los griegos y convertir a
Roma en la capital cultural del imperio. Asimismo, lo concibió como el lugar idóneo
de encuentro con el pueblo donde los poetas cantaban las gestas de Augusto, el
elegido de los dioses para ignaurar una nueva era.
Su fachada reproduce por primera vez
la superposición de órdenes (toscano en el primer piso, jónico en el segundo y
pilares del orden corintio en el tercero en forma de ático) que inspiraría al
constructor del Coliseo, en un modelo que ejercería una poderosa influencia en
la historia de la arquitectura.
En la Edad Media se usó como fortaleza convirtiéndose en el palacio de los Savelli durante el siglo XII. Más tarde, su interior fue demolido para la construcción de casas. A principio del siglo XX el teatro fue sacado a la luz liberándolo de todos los edificios que lo ocultaban.
Actualmente durante el verano, en su
interior se celebran conciertos.
TEATRO MARCELO
AUTOR:
Félix
Piñerúa Monasterio
DISEÑO
Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia
FOTOGRAFÍA:
Félix
Piñerúa Monasterio
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