En la estación del
Metro “Ópera”, Madrid, España, encontramos el Museo de los Caños del Peral,
donde se encuentran restos del acueducto de Amaniel, la alcantarilla de Arenal
y por supuesto los Caños del Peral, que le darían nombre.
A finales del siglo XVI
se encauzo un manantial junto a la puerta de Balnadú de la muralla cristiana,
en la parte baja del barranco del Arenal, para crear la fuente publica de “los
Caños del Peral”. Estas estructuras originalmente estaban fuera de la muralla
árabe y pudo ser también lugar de baños, de ahí el nombre de caños del Peral.
El acueducto de Amaniel
estaba ubicado en las cercanías del Monasterio de la Encarnación. Durante la
edad media la zona fue un barranco creado por el arroyo del Arenal. Hasta la
llegada de la Corte de Felipe II a Madrid, la zona estaba plegada de acuíferos. Así para el suministro de agua los fontaneros de Corte
y Villa recurrieron a los antiguos sistemas de captación y conducción legado
por los árabes, los llamados “viajes de agua”, o galerías subterráneas revestidas
con bóvedas de mampostería y ladrillo para contrarrestar la inestabilidad del
terreno, que canalizaban el caudal captado en manantiales al Norte de la
población.
La fuente tenía un
lavandero con 57 pilas que empleaba el agua sobrante de los caños. Funciono
hasta mediados del siglo XIX, y quedó enterrada al allanar los terrenos con el
objeto de construir la Plaza de Oriente, el Teatro Real y la Plaza de Isabel
II, por lo que no fue destruida si no sepultada, hasta las obras del Metro
Madrid.
MUSEO DE LOS CAÑOS DEL
PERAL
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE
ELECTRONICO: Trinemily Gavidea
FOTOGRAFÍA: Félix Piñerúa Monasterio
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