Los textos de los sarcófagos o de los ataúdes, datan del Primer Período Intermedio (2200-2050 a.C.), y del Reino Medio (2050-1720 a.C.), la lengua es el egipcio medio o clásico y la escritura es el jeroglífico cursivo. En cuanto a los destinatarios se trata de altos oficiales, señores locales y gobernadores provinciales, escribas, militares, damas, no se trata ya pues de textos regios, sino que toda la clase dirigente accede ahora a los textos funerarios. Esta es una de las principales diferencias entre los textos de las pirámides y los textos de los ataúdes, puesto que los textos de las pirámides estaban reservados en exclusiva a los reyes mientras que los textos de los ataúdes tienen un alcance social mucho más amplio.
Los textos de los ataúdes están pintados en tinta negra o roja en las paredes interiores de los ataúdes. La mitad inferior de las paredes interiores del sarcófago está cubierta de textos de los ataúdes.
Los tres registros que normalmente caracterizan el interior de estas paredes de los ataúdes son el primer registro, en jeroglífico, la fórmula de ofrendas, es decir la fórmula por la cual el rey y los dioses funerarios conceden al difunto las ofrendas funerarias. El segundo registro, un friso decorado con la representación de objetos personales para uso del difunto, estos objetos están dispuestos de acuerdo con la colocación del cuerpo del difunto en el interior del ataúd. Así los objetos representados en la mitad derecha de este fragmento del friso que son collares quedaban a la altura del pecho del difunto, mientras que los objetos representados en la mitad izquierda que son de escritura o bien objetos que se manipulan con las manos quedaban a la altura de las manos del difunto. Correspondiendo a la cabeza por ejemplo se representaban espejos y correspondiendo a los pies se representaban las sandalias del difunto. En la parte inferior está el tercer registro, los textos de los ataúdes dispuestos en columnas y escritos en jeroglíficos cursivos en tinta negra y roja. Aunque los textos van seguidos de columna en columna, cada columna empieza con la expresión djed-medu, que significa palabras para recitar. Esto enfatiza el carácter litúrgico de los textos de los ataúdes que eran textos que se recitaban en el momento del entierro del difunto.
También el exterior del ataúd puede comportar columnas o bandas de textos en jeroglíficos con la fórmula de ofrendas en las bandas y otras fórmulas litúrgicas o nombres de divinidades en las columnas. En el exterior de la pared este además se pintaban unos ojos a la altura de la cabeza del difunto que era colocado en el interior del ataúd mirando hacia el este. De esta manera a través de estos ojos el difunto podía ver el sol naciente y resucitar con él.
Durante los siglos IX y VIII a.C., empezaron a sustituirse los sarcófagos interiores de madera por cajas de cartonaje, a base de yeso y lino impregnado en cola, y muy ajustadas al cuerpo.
Se
empezaba por un núcleo de barro y paja, en la forma aproximada de la caja, al
que se aplicaba una fina capa de yeso, seguida por otras de tejido. Luego se
añadía más yeso por fuera y se alisaba para que pudiera decorarse. Antes de que
el cartonaje estuviera todo seco se quitaba el núcleo de barro y paja por una
abertura posterior y se introducía la momia.
Fotos: Exposición
de Momias, CaixaForum.
TEXTOS DE LOS SARCÓFAGOS
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE
ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia
FOTOGRAFÍA: Félix Piñerúa Monasterio