Hacia finales del IV milenio
a.C., en el valle del Nilo se habían formado dos entidades políticas de carácter
monárquico: un reino en el norte, o Bajo Egipto, con su capital en Buto y otra
al sur (Alto Egipto) en torno a la capital en Hieracómpolis. Cada uno de ellos
era el resultado de una larga evolución desde épocas prehistóricas, durante las
cuales se habían asimilado y desarrollado las técnicas y modos de vida del
Oriente Próximo, de la zona que en términos arqueológicos y culturales se llamó
«el Creciente Fértil» y que abarca desde Palestina hasta Mesopotamia. Desde allí
llegó la agricultura, el urbanismo y es posible que un nuevo tipo de gente que
se asentó en el valle del Nilo. El hecho fue que en Egipto se produjo un auge económico,
social y político en el que ya existían las bases fundamentales de la que va a ser
la cultura egipcia posterior: la escritura jeroglífica, las bases de la
sociedad, la irrigación a gran escala, la jerarquización política, los cultos básicos
del panteón religioso y las ideas fundamentales que serian las líneas de fuerza
de una cultura que iba a durar tres milenios.
Hacia el 3100 a.C., los hombres del sur
emprendieron una ofensiva que terminó realizando la unificación del valle del
Nilo desde la desembocadura en el Mediterráneo
hasta la primera catarata en Asuán. No se sabe exactamente quien fue el rey que
realizó este hecho, pero se sospecha que fue un proceso complicado en el que
intervinieron varios reyes, el llamado Escorpión y Narmer, con el cual ya
existió una monarquía egipcia unificada.
Después de Narmer, accede al
trono Hor-aha quien es considerado el primer rey de la I dinastía y debe ser
identificado con Menes (esto para algunos autores, para otros es Narmer quien debe ser identificado con Menes y sus logros, en este caso Hor-aha seria el segundo Faraón de la I dinastía)), el fundador verdadero de la monarquía egipcia, y el que
construyó una nueva capital en Menfis, en el punto de unión del Bajo y Alto
Egipto. Una vez asentada la monarquía única, comienza una ascensión cultural y política
del país.
Para los antiguos egipcios
el rey es en esencia el representante del dios Horus en la tierra y el enlace
entre los dioses y los hombres. Parece posible que en épocas muy remotas antes
de la unificación, cuando el rey se hacía viejo, era considerado inútil porque había
perdido la fuerza vital que le permitía mantener el orden cósmico y social, y
por ello debía ser eliminado incluso mediante una muerte violenta. Pero en época
histórica esta eliminación se había sustituido por una fiesta ritual llamada sed, en la cual se renovaban sus capacidades
por medio de una serie de ritos oscuros que se celebraban en capillas
especiales.
El territorio estaba
dividido en nomos, al frente de los
cuales había un gobernador. Ya entonces existía una administración centralizada
con una organización fiscal, un sistema judicial, todo ello servido por
escribas y una incipiente jerarquía de funcionarios a cuya cabeza estaba el canciller.
Es la época de las grandes
tumbas reales en forma de mastaba construidas de adobes, con planta rectangular
y de tamaño considerable (57 x 26 metros).
Referencia
Lopéz, R., Plácido, D. y
Presedo, F. (2003). Historia Universal.
Grecia y Oriente Próximo. Barcelona: Vicens Vives.
Fotos: Museo Arqueológico de
Atenas. Sala Egipcia.
CULTURA
EGIPCIA
AUTOR:
Félix
Piñerúa Monasterio
DISEÑO
Y MONTAJE ELECTRÓNICO. Trinemily Gavidia
FOTOGRAFÍA:
Félix
Piñerúa Monasterio
No hay comentarios:
Publicar un comentario