lunes, 8 de junio de 2015

Cultura Egipcia

Hacia finales del IV milenio a.C., en el valle del Nilo se habían formado dos entidades políticas de carácter monárquico: un reino en el norte, o Bajo Egipto, con su capital en Buto y otra al sur (Alto Egipto) en torno a la capital en Hieracómpolis. Cada uno de ellos era el resultado de una larga evolución desde épocas prehistóricas, durante las cuales se habían asimilado y desarrollado las técnicas y modos de vida del Oriente Próximo, de la zona que en términos arqueológicos y culturales se llamó «el Creciente Fértil» y que abarca desde Palestina hasta Mesopotamia. Desde allí llegó la agricultura, el urbanismo y es posible que un nuevo tipo de gente que se asentó en el valle del Nilo. El hecho fue que en Egipto se produjo un auge económico, social y político en el que ya existían las bases fundamentales de la que va a ser la cultura egipcia posterior: la escritura jeroglífica, las bases de la sociedad, la irrigación a gran escala, la jerarquización política, los cultos básicos del panteón religioso y las ideas fundamentales que serian las líneas de fuerza de una cultura que iba a durar tres milenios.


 Hacia el 3100 a.C., los hombres del sur emprendieron una ofensiva que terminó realizando la unificación del valle del Nilo desde  la desembocadura en el Mediterráneo hasta la primera catarata en Asuán. No se sabe exactamente quien fue el rey que realizó este hecho, pero se sospecha que fue un proceso complicado en el que intervinieron varios reyes, el llamado Escorpión y Narmer, con el cual ya existió una monarquía egipcia unificada.

Después de Narmer, accede al trono Hor-aha quien es considerado el primer rey de la I dinastía y debe ser identificado con Menes (esto para algunos autores, para otros es Narmer quien debe ser identificado con Menes y sus logros, en este caso Hor-aha seria el segundo Faraón de la I dinastía)), el fundador verdadero de la monarquía egipcia, y el que construyó una nueva capital en Menfis, en el punto de unión del Bajo y Alto Egipto. Una vez asentada la monarquía única, comienza una ascensión cultural y política del país.

Para los antiguos egipcios el rey es en esencia el representante del dios Horus en la tierra y el enlace entre los dioses y los hombres. Parece posible que en épocas muy remotas antes de la unificación, cuando el rey se hacía viejo, era considerado inútil porque había perdido la fuerza vital que le permitía mantener el orden cósmico y social, y por ello debía ser eliminado incluso mediante una muerte violenta. Pero en época histórica esta eliminación se había sustituido por una fiesta ritual llamada sed, en la cual se renovaban sus capacidades por medio de una serie de ritos oscuros que se celebraban en capillas especiales.

El territorio estaba dividido en nomos, al frente de los cuales había un gobernador. Ya entonces existía una administración centralizada con una organización fiscal, un sistema judicial, todo ello servido por escribas y una incipiente jerarquía de funcionarios a cuya cabeza estaba el canciller.

Es la época de las grandes tumbas reales en forma de mastaba construidas de adobes, con planta rectangular y de tamaño considerable (57 x 26 metros).


Referencia
Lopéz, R., Plácido, D. y Presedo, F. (2003). Historia Universal. Grecia y Oriente Próximo. Barcelona: Vicens Vives.

Fotos: Museo Arqueológico de Atenas. Sala Egipcia.

CULTURA EGIPCIA
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO. Trinemily Gavidia
FOTOGRAFÍA: Félix Piñerúa Monasterio


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