En la cultura inca se
realizaron sacrificios humanos donde se ofrecían niños y donativos para adorar
al dios sol y pedir sus favores. Para ello preparaban a los niños elegidos administrándole
alcohol y hojas de coca durante meses.
Tras investigar tres momias
de niños de hace más de 500 años procedente de los Andes argentinos, los científicos
de la universidad británica de Bradford llegaron a la conclusión de que el
consumo de alcohol y coca era parte del ritual del sacrificio.
El equipo liderado por el arqueólogo
Andrew Wilson investigo entre otros aspectos, el cabello de las tres momias
infantiles (“El Niño”, “la Doncella” y “la Niña del Rayo”) que se encuentran en
el Museo de Arqueología de Alta Montaña de Salta y fueron halladas en 1999
cerca de la cumbre del volcán Lloullaillaco, Argentina.
Aunque ya se sabía que el
alcohol y la coca eran determinantes en los sacrificios humanos de los incas,
los restos hallados en los cabellos permiten deducir nuevos detalles sobre cómo
se preparaban estos rituales.
Así, un año antes de ser
sacrificada, la alimentación de “la Doncella”, de unos 13 años, cambió drásticamente.
Al parecer, en ese momento habría sido elegida para el sacrificio y desde
entonces mucho mejor alimentada.
El alcohol que consumían era,
al parecer, chicha, una bebida derivada de la fermentación del maíz. Las hojas
de coca producen entre otros un efecto calmante al masticarlas mezcladas con
ceniza. Los incas creían que los estados de embriaguez permitían acceder al
mundo de los espíritus. Estas drogas también contribuían a que los niños fueran
más dóciles de cara a los rituales.
Los rituales de sacrificios
humanos en el imperio inca se conocen como “copacocha”. Los niños elegidos recorrían
largas distancias y participaban en ceremonias en la capital inca, Cuzco, antes
de dirigirse a la cumbre del volcán, a cientos de kilómetros, donde finalmente
eran sacrificados.
Referencia
Wilson, A. (30/07/2013). Los Secretos de las Momias de los Niños
Incas. Madrid: El Mundo.
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia Arguinzones
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