Es una de las ciudades imperiales de Marruecos, la segunda en antigüedad, está
al sur del país ubicada en el centro de un inmenso palmar en la llanura de
Haouz y al pie de la cordillera del Atlas, a 466 msnm de altura.
Denominada la “perla del sur” Marrakech fue fundada por Abú Bekr y
consolidada por su sobrino Youssef ben Tachfin en 1062, primer emir de la dinastía
bereber de los almorávides, desde aquí los almorávides consiguieron, hasta el
siglo XI, ampliar su dominio sobre todo Marruecos. Desembarcaron en España,
derrotaron a los cristianos de Alfonso VI y conquistaron así gran parte de la
península Ibérica. Marrakech se convirtió en una gran capital amurallada con
exuberantes jardines y magníficos palacios y mezquitas, de los cuales hoy por
desgracia no queda nada, a excepción de la pequeña Koubba Ba’adiyn. El reino perduró hasta 1147, cuando Abdelmumen fundador
de la dinastía de los almohades –una
federación rival de tribus bereberes provenientes de las montañas del Atlas–
conquistaron la ciudad después de un largo asedio y la arrasaron, para después
reconstruirla. La arquitectura almohade produjo grandes obras, como la Mezquita
Kutubia y la mezquita Kasbah, la monumental Bab Agnau y los jardines de la
Minara. Mientras, la ciudad se convertía en un faro de la cultura islámica,
atrayendo célebres pensadores y literarios de todo el mundo árabe. Pero después
de un siglo de dominio, también la luz almohade se apagó. Las tropas almohades
fueron derrotadas en varias ocasiones en España y a su regreso a Marrakech, en
1248, el ejército cayó en una emboscada que le tendió una tribu del desierto,
capitaneada por Banu-Merin, que prosiguió su marcha victoriosa hasta Fez, donde
fundó una nueva dinastía, la de los benimerines. El último sultán almohade fue
definitivamente derrotado en 1276, cuando los benimerines extendieron su
dominio por todo el sur de Marruecos.
Marrakech volvió a ser capital tres siglos más tarde, cuando la tribu de
los saudíes, proveniente del sur, destituyó a los benimerines y, en 1549,
trasladó de nuevo la corte a la ciudad. Le siguió un período de gran
crecimiento y esplendor, que hizo de Marrakech una de las ciudades más pobladas
del mundo árabe, llena de espléndidos palacios, entre los que destaca el de Badi.
Pero esta dinastía tampoco duró mucho en el poder y a principios del siglo XVII
el país se sumió en una guerra civil, que no terminó hasta 1668, cuando un
príncipe árabe, Moulay Rachid, subió al trono, de quien sus descendientes
gobiernan el país todavía hoy.
Marrakech inició sus primeros contactos y relaciones comerciales con
Europa, en primer lugar con Gran Bretaña, que se multiplicaron a lo largo del
siglo XIX. Luego el control de Marruecos se dividió entre Francia y España. El
gobierno de los sultanes era cada vez más débil y finalmente aceptó la
imposición oficial del gobierno colonial francés, formalizado con el Tratado de
Fez de 1912. Pero enseguida estallaron motines y revueltas, sobre todo en
Marrakech y en el sur. Para conseguir mantener el control, la administración
francesa hizo un pacto con Thami el Glaoui, uno de los señores de la guerra que
estaba al frente de las tribus de las montañas del Atlas, y en 1912 lo nombró
señor de Marrakech, dándole carta blanca sobre la ciudad y el Marruecos
Meridional. En los años treinta, la administración francesa construyó la ville
nouvelle fuera de las murallas de la Medina, una ciudad con amplias
avenidas arboladas, edificios modernos de estilo morisco, escuelas y hospitales.
En los años treinta también se desarrolló el movimiento nacionalista que
encontró su expresión política en el Partido de la Independencia. Después de la
Segunda Guerra Mundial, el seguimiento del partido aumentó e incluso el sultán,
Mohammed V, empezó a presionar por la independencia. Así, en 1953, los
franceses lo exiliaron y lo sustituyeron por un gobierno a su servicio, lo cual
no sirvió más que para encender la chispa de la revolución, que en un primer
momento intentaron apagar con el apoyo de Thami el Glaoui. Pero los franceses
ya estaban haciendo frente a la sangrienta revuelta de Argelia y pronto
suavizaron sus posiciones; en 1955 dejaron regresar al sultán. Mientras, a
principios de 1956, Thami el Glaoui murió y Marrakech se liberó de su tirano.
En marzo de 1956 Marruecos obtuvo la independencia.
Marrakech es hoy la ciudad internacional de Marruecos, con una comunidad de
expatriados vasta y en continuo crecimiento.
Los pioneros fueron los millonarios de los años veinte y treinta, seguidos por
artistas e intelectuales de los años sesenta. Nació en aquellos años el mito de
la Marrakech exótica y bohemia que arrastró a la generación sucesiva de
extranjeros, que desembarcó en la ciudad a partir de los años ochenta. Algunos
de ellos decidieron trasladarse a vivir a la Medina, recuperando antiguos
edificios en plena decadencia. La población marroquí, en cambio, por lo menos
la que se lo puede permitir, vive en el sueño de una casa "moderna"
en la ville nouvelle. El fenómeno de los europeos en la Medina en un
primer momento era algo esporádico, pero a mediados de los noventa estalló el
boom, con la contribución determinante de un programa de la televisión francesa
que explicaba cómo en Marrakech, con el dinero de un pisito en París, se podía
comprar un "riad", un verdadero palacete, y vivir a lo grande.
Y así fue como en pocos años en la ciudad nació el "pueblo del riad",
una comunidad heterogénea que tiene en común las ganas de inventar un nuevo
estilo de vida. Hoy tener casa en Marrakech es un sueño cada vez más practicado
y caro. Y aunque la Medina ha sido declarada por la Unesco Patrimonio de la
Humanidad no existen todavía normativas rígidas para conservar el patrimonio
histórico y arquitectónico. Por ello, se está reforzando un movimiento de opinión
preocupado por el riesgo de un expolio moderno. Y luego está la no menos
importante cuestión del respeto hacia la cultura y la sensibilidad de los
residentes del lugar. Pero el camino parece marcado y el futuro de la ciudad se
dirige cada vez más hacia el turismo y el mundo exterior.
Referencias.
Fisa Escudo de Oro. (S/F). Todo Marruecos. Fez: Fisa Escudo de Oro,
S.A.
Pennell, C. (2009). Breve Historia de Marruecos. Madrid:
Alianza Editorial.
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia Arguinzones
FOTOGRAFÍA: Félix Piñerúa Monasterio
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