Es un municipio y ciudad de España, en la zona central de la provincia de León, en la comunidad autónoma de Castilla y León.
Nace como campamento
militar romano de la Legión X Gemina a finales del
siglo i a. C. En la
transición entre los gobiernos de Claudio y Vespaciano, la ciudad asumió la
capitalidad del Conventus Iuridicus Asturum y era el principal núcleo receptor del
oro extraído de minas como Las Médulas. Este auge hizo que Plinio el Viejo, definiera a la ciudad,
como vrbs magnifica.
Con la reorganización
territorial acaecida en el siglo iii,
la ciudad pasó a formar parte de la provincia Gallaecia, con capital en Bracara Augusta (Braga). Cuando terminaron las
explotaciones mineras en época de Diocleciano, comenzó la decadencia de
la ciudad.
En los años centrales del
siglo iii, debió de
establecerse como sede episcopal, con Basilides como su primer
obispo, en torno a 249. Sin embargo, la implantación del cristianismo se vio
amenazada por las invasiones bárbaras. Tras estas, los suevos se establecieron en
el territorio de la antigua Gallaecia en torno a 410 y la ciudad pasó a formar
parte de su reino. El enfrentamiento de los suevos con los visigodos provocó
que Astorga sufriese sendos saqueos por parte de estos últimos, el primero
por Teodorico II en 459 y el segundo
por Leovigildo en 569. A causa de
todo ello, Astorga perdió su condición de capital de convento jurídico, junto
con la desaparición del sistema político y administrativo romano, y el
protagonismo recayó, desde ese momento, en la ciudad de León.
En 714, con motivo de la conquista musulmana, Astorga padeció el ataque y destrucción por Tárig en su marcha hacia el norte. Tras el surgimiento del reino de Asturias a mediados del siglo viii, el monarca Alfonso I de Asturias avanzó hacia el sur y reconquistó para los cristianos, entre otras, la ciudad de Astorga.
García I de León, ubicó su corte en Astorga durante cuatro años, hasta su muerte
en 914.
Tras la misma, Ordoño II de León trasladó la capital a León, circunstancias que dieron
lugar al nacimiento del reino de León.
En 988 la capital León sufrió saqueo por parte de Almanzor lo que provocó, el
traslado temporal de la corte a Astorga. Esta última también padeció, en 988,
994 y 996, el asedio y pillaje por parte de las tropas de Almanzor.
Durante el gobierno de Fernando III de Castilla, el modo de administración territorial cambió y así las tenencias pasaron a ser señoríos. En el caso concreto de Astorga, esto ocurrió hacia 1277, pero en 1345 Alfonso XI de Castilla decidió que el gobierno de la ciudad estuviese en manos de un corregidor y varios regidores.
El 16 de julio de 1465, a
través de un privilegio dado en Toro, Enrique IV de Castilla concedió a Alvar Pérez de Osorio, conde de Trastámara,
señor de Villalobos y de Castroverde, el título de marqués de Astorga, por lo
que la ciudad pasó del estado libre a una condición feudataria. El siglo xvi estuvo protagonizado, en sus
primeros años, por la guerra de los Comuneros (1520-1521); Astorga perteneció al bando realista, pues el
marqués era seguidor del monarca Carlos I. Fue un periodo en el que
se crearon numerosas cofradías que socorrían, a
través de hospitales, a pobres y peregrinos, hecho que se veía acentuado
gracias al paso del Camino de Santiago por la ciudad.
La llegada de la imprenta,
en 1545 de la mano de Agustín de Paz, favoreció la producción escrita. Además,
supuso el comienzo de una tradición de impresores, cuyo momento cumbre llegó a
finales del siglo xix y
principios del xx, cuando
funcionaban en Astorga más imprentas que en la propia capital provincial,
entre las cuales se encontraban las de Antonio Gullón, Juan Alonso, Porfirio
López, Nicesio Fidalgo, González Revillo y Ortiz. Entre los siglos xviii y xix el territorio de Astorga se vio
afectado por la división de la provincia en cantones y jurisdicciones, que fue
posteriormente modificada durante la Guerra de la Independencia.
A principios del siglo xix, el anterior crecimiento de la ciudad se detuvo debido tanto a las epidemias como a las consecuencias de la ocupación francesa. Así, Astorga fue de las primeras ciudades que se levantaron contra los franceses, con el amotinamiento de campesinos y jornaleros el 2 de mayo de 1808, y al mes siguiente se formó la Junta de Armamento y Defensa. El ejército francés entró en la ciudad el 31 de diciembre de 1808 y durante los años siguientes la plaza cambió de manos en varias ocasiones, con gestas heroicas como la defensa hecha por el general José María de Santocildes, hasta que finalmente, y gracias a una estrategia preparada por los generales Castaños y Wellington, los franceses capitularon el 17 de agosto de 1812.
Durante el reinado de Isabel II, y después de la Constitución de 1845, Astorga estuvo representada por el progresista Santiago Alonso Cordero. En las décadas siguientes, otros representantes en Cortes fueron Pío Gullón Iglesias, que formó parte de la alternativa política a Cánovas del Castillo, y Manuel García Prieto.
Con el
estallido de la Guerra Civil el 18 de julio de 1936, tras el
paso hacia Asturias de las columnas de mineros que inicialmente habían avanzado
hacia el sur, el día 20 de julio la Guardia Civil y los militares se hicieron
con el control de la ciudad, que permaneció —al igual que la mayor parte de la
provincia— en territorio sublevado.
Entre mediados del siglo xix y principios del xx se produjo un importante desarrollo industrial, en el que jugaron un papel fundamental la llegada del ferrocarril y el auge de la industria del chocolate. Esta continúa activa junto con otras ramas de la industria alimentaria, como la repostería y la industria cárnica, aunque la actividad económica del municipio está basada fundamentalmente en el sector servicios, con la administración, el comercio y el turismo cultural como sectores más destacados. Este último se sustenta principalmente en su patrimonio histórico-artístico, en el que cabe destacar la catedral, además de ser lugar de paso del Camino de Santiago y una de las cabeceras de la Vía de la Plata.
ASTORGA
AUTOR:
Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO
Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidea
FOTOGRAFÍA:
Felix Piñerúa Monasterio
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