ANTROPOLOGÍA EN EL LABERINTO: Pueblos de España

A orillas de una depresión del Guadalquivir y al pie de la Sierra Morena encontramos esta ciudad andaluza, en cuyo casco antiguo se pueden observar elementos arquitectónicos de cuándo fue la capital de la Hispania Ulterior de la Republica romana, o de la provincia Bética durante el Imperio romano y del Califato de Córdoba durante la época musulmana.

En el 711 los ejércitos árabes y bereberes invadieron la península ibérica, y en menos de siete años casi todo el territorio llegó a estar ocupado por los musulmanes. Córdoba se convierte en la capital del Emirato Independiente y del Califato Omeya de occidente, época en la que alcanzo su mayor apogeo en el siglo X convirtiéndose en la ciudad más grande, culta y opulenta del mundo. Las mezquitas, las bibliotecas, los baños y los zocos (mercados), abundaron en la ciudad, gestándose las bases del Renacimiento europeo. Durante el gobierno de Abderramán I, se empezó a erigir la gran Mezquita de Córdoba sobre la base de la Basílica de San Vicente Mártir, templo compartido por musulmanes y cristianos hasta el siglo X en que fue completada la Mezquita. Los cristianos debieron levantar a partir de entonces su iglesia en las afueras de Córdoba. Se afirmaba que en la Mezquita se conservaba el brazo de Mahoma, y llegó a ser lugar de peregrinación para los musulmanes.

Los jóvenes que pertenecían a la nobleza de los reinos católicos del norte de España recibían su educación en la corte mora, y las mujeres ricas de Francia encargaban en Córdoba sus trajes más elegantes.

En Córdoba nacieron tres grandes filósofos: el estoico romano Séneca, el musulmán Averroes y el judío Maimónides, así como los poetas Lucano, Ibn Hazm, Juan de Mena, Luis de Góngora y Ángel de Saavedra, también conocido como el Duque de Rivas.

En esta ciudad se celebra la fiesta de los patios durante la segunda y tercera semana del mes de mayo donde se abren los patios al público para que puedan ser visitados.