La
cultura etrusca fue la primera gran civilización itálica, tanto que cuando los
etruscos estaban en su máximo apogeo, Roma era tan solo una pequeña aldea en la
orilla izquierda del río Tíber.
Cuando los colonizadores griegos y fenicios llegaron
a las costas de la península itálica, se encontraron con un pueblo
perfectamente formado y organizado, con un alto grado de civilización, ocupando
la Italia central, entre los ríos Arno y Tíber, con el que tuvieron que
disputarse el control y la explotación de las riquezas peninsulares. Los
griegos les llamaron tyrrhenoi y, por
extensión, Tirreno el mar que dominaban.
En cuanto a su origen podemos
mencionar tres teorías, la teoría de la procedencia oriental que tiene muchos
puntos de apoyo, fortaleciéndose gracias a una serie de hallazgos epigráficos
en la isla de Lemnos, frente a la costa de Turquía, que presentan numerosas
semejanzas, en la forma de la escritura y en aspectos lingüísticos, con los
existentes en Etruria. Además, esto es apoyado por la gran cantidad de objetos
que los etruscos importaban de Oriente y, sobre todo, por la gran impregnación
de elementos orientales y orientalizantes que poseía la cultura etrusca. Un
elemento más viene a dar solidez a los que apoyan el origen levantino de los
etruscos y es la práctica de la inhumación funeraria, habitual en el Oriente,
cuando en casi todo el resto de Italia se usaba la incineración. A todo ello
hay que añadir la posible identificación de los tirsenos con los tursha, uno de los «pueblos del mar» que
aparecen en las fuentes egipcias, que intentaron entrar en Egipto en el siglo
XIII a.C.
La teoría de origen
autóctono que se apoya en una serie de estudios lingüísticos tendentes a
demostrar la existencia de un llamado estrato «tirrénico» preindoeuropeo, que
es mucho más antiguo que los dialectos itálicos como el latín, el osco, el
umbro, el falisco y el samnita, todos ellos pertenecientes al tronco
lingüístico indoeuropeo. El pueblo etrusco se formó de la unión de estos
elementos culturales y étnicos preexistentes, con los que llegaron a Italia en
la Edad del Bronce.
La teoría de origen
septentrional considera que los etruscos llegaron desde el norte de Europa a
través de los Alpes, basándose en una cierta afinidad entre las culturas
itálicas y las danubianas de inicias del I milenio a.C., los defensores de esta
teoría también han encontrado semejanzas en el campo lingüístico sosteniendo
que el etrusco pertenecería el grupo retiopelásgico, que se extendió desde los
Balcanes y el Danubio hasta Grecia e Italia.
Ninguna de las tres teorías
da plena y cumplida respuesta a la incógnita que supone el esclarecimiento del
origen de los etruscos, por eso, en la actualidad, se tiende a dar al problema
un enfoque flexible, evitando posiciones extremas.
Lo realmente cierto y
totalmente histórico es que su cultura fue contemporánea de la gran
colonización griega, que en el siglo VIII a.C., afectó a las costas del sur de
Italia y de Sicilia. En esta época, en un territorio comprendido entre los
Apeninos, el Tíber y el Tirreno, precisamente el mismo territorio en el que
había alcanzado su máximo auge la cultura villanoviana, aparecen numerosas
ciudades, con todas las características propias de este nombre (muralla,
acrópolis, templos y necrópolis), que al modo griego se convirtieron en
florecientes estados independientes.
Referencia
Cabrero, J. (2007). Los Etruscos. Madrid: Perymat Libros.
Fotos: Museo Etrusco de Orvieto.
CULTURA ETRUSCA
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia
FOTOGRAFÍA: Félix Piñerúa Monasterio
CULTURA ETRUSCA
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia
FOTOGRAFÍA: Félix Piñerúa Monasterio
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