domingo, 21 de julio de 2013

Pueblos de España - La Alhambra

Del mismo modo que la Caaba es objeto de devoción para todos los musulmanes, la Alhambra lo es para el viajero imbuido de sentimientos por lo histórico y lo poético.




Esta medina fue regia morada de monarcas moros del Reino nazarí de Granada, donde, rodeados del esplendor y del refinamiento característico del lujo oriental, ejercía su dominio sobre los que ellos consideraban un paraíso terrenal y del que hicieron último baluarte de su imperio en España. El palacio real forma parte de una fortaleza (alcázar) cuyas murallas, coronadas de torres, se extiende de forma irregular, alrededor de la cumbre  de una colina (el cerro de La Sabika), estribación de la Sierra Nevada y atalaya de la ciudad.





Durante la época de la dominación árabe, la fortaleza era capaz de albergar dentro de sus recintos un ejército de cuarenta mil hombres, y en ocasiones fue utilizada como refugio y defensa de los soberanos contra sus súbditos rebeldes. Al pasar el reino a manos cristianas, continuó siendo la Alhambra patrimonio real y estuvo habitado algunas veces por los monarcas castellanos. El emperador Carlos V comenzó a construir un suntuoso palacio en el recinto de sus murallas, pero las continuas sacudidas de tierra impidieron su terminación. Los últimos huéspedes reales fueron Felipe V y su bella esposa, la reina Isabel de Parma, a principios del siglo XVIII. Para recibirlos adecuadamente se hicieron grandes preparativos. Palacio y jardines fueron restaurados, y se construyó una nueva seria de aposentos decorados por artistas procedentes de Italia. La estancia de los reyes fue transitoria y cuando partieron quedó otra vez desierto el palacio. Sin embargo el recinto amurallado estaba sujeto a cierta disciplina militar. El gobernador lo había conseguido de los reyes; su jurisdicción se extendía hasta los arrabales de la ciudad y no dependía de la del capitán general de Granada. Mantenía una considerable guarnición; el gobernador se alojaba frente al viejo palacio árabe y nunca bajaba a la ciudad sin ser acompañado por una escolta de soldados. Se trataba, en realidad, de una fortaleza autónoma, de una pequeña ciudad con varias calles y casas dentro del recinto amurallado, aparte de un convento de franciscanos y una iglesia parroquial.




Pero, la retirada de la Corte constituyó un golpe fatal para la Alhambra. Sus bellos salones quedaron desiertos y algunos se convirtieron en ruinas; se destrozaron los jardines y dejaron de correr las fuentes. Fueron llenándose poco a poco las viviendas de gente desaprensivas y desordenadas; contrabandistas que se aprovechaban de su jurisdicción independiente para realizar un tráfico de contrabando, peligroso y atrevido, y picaros ladrones de toda clase, que hicieron de la Alhambra un refugio desde donde poder operar sobre Granada y sus cercanías. La justicia intervino finalmente y fue investigada la comunidad entera; sólo se autorizó la permanencia a los que eran de honrada condición o tenían legítimo derecho de residencia. Al caer Granada en manos de los franceses, estuvo la Alhambra guarnecida por las tropas invasoras y el palacio estuvo habitado durante algún tiempo por el comandante francés. Con ese exquisito gusto que ha distinguido a los franceses, este elegante monumento del esplendor árabe fue salvado de la completa ruina. Se procedió a reparar los tejados, proteger del viento los salones y galerías, cultivar los jardines, restablecer las conducciones de agua, y las fuentes volvieron a lanzar su lluvia de perlas. Aunque en 1812, el ejército francés, en su retirada de Granada, decidió volar la Alhambra con diversas cargas explosivas conectadas por un reguero de pólvora. Para entonces ya se habían venido abajo algunos torreones defensivos, como la Torre de los Siete Suelos. Sólo el arrojo de un soldado español pudo evitar su total destrucción, al interrumpir el curso de las explosiones.





El estilo granadino en la Alhambra es la culminación del arte andalusí, lo que ocurrió a mediados del siglo XIV con Yusuf I, que construyó la Torre de Comares, y con Mohamed V, quien edificaría el Patio de los Leones.






Referencia
Washington, I. (2010). Cuentos de La Alhambra. Madrid: Escudo de Oro.

LA ALHAMBRA
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia Arguinzones
FOTOGRAFÍA: Félix Piñerúa Monasterio

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