El sistema de creencias
mágico-religioso de los Taíno era politeísta, su dios principal era Yúcahu o Yukiyú, dios protector, este vive en el cielo, es un ser inmortal al que nadie puede
ver, tiene madre -Atabey- pero no principio, también era la
divinidad de la yuca. Atabey era el principio femenino del mundo. La concepción de Yúcahu en Atabey se realizó sin mediación de ninguna potencia masculina, por
lo que Yúcahu no tuvo padre y Atabey es el principio de los demás
dioses. Además de ser diosa madre, Atabey
fue divinidad de la Luna, el mar, la fertilidad y el nacimiento. Los taíno
rendían honores a esta diosa, personificada por las ranas, para que protegiera
a las parturientas y facilitara el alumbramiento. De una belleza excepcional,
enseño a los hombres las ceremonias, los rituales y los misterios mágicos de
los cemíes, para propiciar la buena
voluntad de los espíritus.
Para los taíno el concepto de cemí designa
a los seres espirituales de su mitología, incluía tanto a las diferentes fuerzas de la naturaleza como a los espíritus de
los antepasados. Eran representados físicamente
en esculturas de piedra, cerámica, hueso, madera e incluso con fibras textiles,
que de acuerdo a la creencia alojaban dichos espíritus. Ciertos cemíes contenían restos humanos o
algunos objetos asociados al espíritu que representaban.
La representación de los cemíes
adoptó diversas formas, siendo una de las más características la de los
trigonolitos, piezas de piedra labradas en forma aproximadamente triangular. Existen
varios tipos de trigonolitos, los más representativos tienen rostros humanos o
animales. En República Dominicana y en Puerto Rico se han encontrado
trigonolitos, aunque hay objetos similares de cerámica procedentes de las
Antillas Menores, Venezuela y Colombia. Su antigüedad data de 200 a.C.
El trigonolito ocupa un lugar importante dentro de la cosmovisión
arahuaca y con la yuca y el tabaco en específico: la primera, como dieta
esencial; y el segundo, porque los conducía al éxtasis en aras de lo que
consideraban "la
comunicación con los espíritus". Los enterraban en los
plantíos para favorecer la cosecha. Por lo general tiene forma antropomorfa con
la boca abierta, simbolizando la avidez por ingerir sustancias nutritivas para
alimentar la yuca.
El poder de los cemíes era invocado para controlar fenómenos naturales,
como la lluvia, en el caso de enfermedad y en rituales adivinatorios. Estos eran
invocados por los chamanes o Bohíque quienes
eran los encargados de comunicarse con los espíritus. El Bohíque era el personaje más importante después del cacique, hacia
la ceremonia de la cohoba (aspirar el
polvo de tabaco) en busca de consejo de los espíritus. Los taíno creían que sus
dioses se alimentaban igual que ellos por lo que les ofrecían alimentos en el
caney del Bohíque donde estaba el cemí principal y era allí donde llevaban
las ofrendas para la buena cosecha. Creían que al morir su alma iba a una isla
en el cielo llamada Coaybay.
En su sistema de creencias los hupías
(opías) son los espíritus de los muertos, y se diferencian de los goeiza, espíritus de los vivos. Los hupías son capaces de asumir muchas
formas, a veces aparecen como personas sin rostro o toman la forma de una
persona conocida, aunque pueden ser distinguidos por su falta de ombligo. También
se les asocia con los murciélagos y se dice que salen de noche a comer guayaba;
y se les teme porque seducen a las mujeres y secuestran a los que se aventuran
a salir en la noche.
Entres sus
dioses principales, además de los ya mencionados Yúcahu y Atabey, están
los gemelos Boinayel y Marohu (sin nubes), estas fuerzas
vitales y contradictorias, mueven la secuencia del tiempo y son las fuentes del
desarrollo agrícola y en un sentido amplio de todos los aspectos de la vida. Los
dioses gemelos alternan su poder de la misma manera que las lluvias suceden en
el Caribe, aunque generalmente se los representa juntos
y atados, pues alternan los tiempos de lluvia y los secos, a Boinayel como portador
de las lluvias, para una sociedad que dependía de la lluvia, se lo adoraba
individualmente. Se desplazaban a las cuevas donde se hallaban sus
representaciones, y en tiempos de sequía -mediante ofrendas- le pedían que
llorara pues sus lágrimas se convertirían en lluvia -por ello se lo personifica
con lágrimas que surcan desde sus ojos-, y en caso de que las lluvias fueran
excesivas, le rogaban se detuviera. Marohu en Cuba es conocida como Maicabo o Maitabo, en arahuaco: "sin
primavera", era el equilibrio necesario para las lluvias producidas
por su hermano, aunque sus excesos resultaban tan catastróficos como los de
Boinayel.
También estaban Guabancex, diosa de los vientos, espíritu caótico e indomable, cuando se sentía ofendida
enviaba los "juracanes" -vientos arremolinados que todo lo
destruyen- para manifestar su furia sobre los desobedientes. Es el aspecto
destructivo de la madre divina, la diosa del huracán causa estragos en las
Antillas. Airada e iracunda, vivía en los dominios de Aumatex, cacique
de la tierra de los vientos, de donde salía siempre enojada; con sus dos
ayudantes -Coatrisquie y Guataubá-, conminaba a los demás cemíes
para que se unieran a la destrucción, recogiendo el agua del mar y de las
montañas para luego dejarla caer sobre las cosechas. En la ceremonia de la Cohoba
el cacique y los líderes espirituales le ofrendaban frutos recolectados y
parte de la cosecha, entendían que calmando el hambre de la diosa ganaban su
favor.
Guataubá, era el pregonero
que, con nubes, truenos y relámpagos, anunciaba a deidades y mortales la
inminencia de la tempestad.
Coatrisquie, quien tenía a su cargo las aguas incontenibles que todo lo destruyen. Provocaba la furia
de las corrientes que inundaban valles y sembradíos, trayendo muertes y
enfermedades.
Coaybay, el señor de los muertos, encargado de
mantener la guardia y vigilia del espacio donde descansan los fallecidos. Se relaciona
y representa como murciélago. Su función era
mantener el equilibrio entre las fuerzas antagónicas del día (orden, mundo de
los vivos) y la noche (desorden, mundo de los muertos). Los taíno creen “que hay un lugar al que van los muertos, que se llama Coaibai, que está en un extremo de la isla, llamado Soraya. El primero que
estuvo en el Coaibai dicen que fue uno llamado Maquetaurie Guayaba, que era señor del Coaibai, casa y habitación de los muertos” (Ramón Pané).
Opiyelguobirán, el guardián de los
muertos, constantemente busca el bosque, donde viven
los opías
-espíritus de los muertos-. Es el mediador que se ubica entre el mundo de los
vivos y el de los muertos. Tiene la obligación de mantener a los seres vivos y
no vivos en el mundo que les corresponde, controla lo que entra y lo que sale
de un domino al otro. Dicen que tiene cuatro pies como de perro.
Corocote, espíritu picaresco, guardián
del romance y el placer sexual. Representa la virilidad sexual y el amor
carnal. Esposo de muchas mujeres y padre de muchos hijos que nacían con la
cabeza deforme.
Baibrama, deidad del cultivo de la yuca,
guardián de la fertilidad y severo juez de la calidad del casabe (pan de yuca). Su
severo control le granjeó el mote de "feo
y malo". Infundía temor a quienes no querían cumplir con la
tediosa tarea de rayar la yuca y extraer el jugo dañino antes de consumirla. A
veces se lo representa en cuclillas con los brazos en jarra y las manos sobre
los muslos, iracundo, con dientes amenazadores Otras con el torso delgado y
escasa musculatura, simbolizando la planta de la yuca. En ocasiones lleva un
tablero en la cabeza para recoger el zumo venenoso de la yuca amarga.
Faraguvaol, también llamado Baraguabel o Araguabaol, era el guardián de las
plantas, animales y peces; regenerador de la naturaleza.
Referencias
Arrom, J. (1974). Relación Acerca de las Antigüedades de las
Indias de Fray Ramón Pané. México: Siglo XXI.
Bercht, F.; Brodsky, E.; Farmer, J. y Taylor, D. (1997). Taíno:
Pre-Columbian Art and Culture from the Caribbean. New York: Monacelli
Press.
Fotos: Cueva Taína. República Dominicana
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia Arguinzones
FOTOGRAFÍA: Félix Piñerúa Monasterio
Mi madre tiene varias de esas figuras q se las dio mi papá q encontró en una excavación en su trabajo. La mas intacta es la de Cocorote.Para mi son genuinas por el estado en q se ven, como estan hechas y xq una vez use una de adorno en una tarea de la escuela cuando era niña y me la robaron.Espero q ella algun día me diga donde las tiene guardadas para yo entregarlas en un museo de aqui en Puerto Rico y las exhiban.
ResponderEliminarQuise decir Corocote!
ResponderEliminarHola Eva, aplaudo tu deseo de entregar las figurinas a un museo para que puedan ser compartidas por todos y así enriquecer el acervo cultural de tu país. Saludos y gracias por tus comentarios
EliminarAlgun lugar que pueda conseguir alguna d eYukiyu. Gracias
ResponderEliminarhola a todos :
ResponderEliminarestoy interesado en "3D scan " todas esas figuras indigenas y tainas para ponaerlas en una web para todos tenamos acceso a poder crear nuestra propia coleccion o en el mismo museo poder comprar una replica 3d printada de las estatuillas que mas nos interesen. si le interesa mi projecto cuento con 2 diferentes scanners uno de mano y otro rotativo que tiene la capacidad de escanear una capacidad de 2'x2'x6' pies mi email es ekerp@hotmail.com
arriva yucahu vamos crear su tempo es nuestro dios mucho antes que cristo
ResponderEliminar