El presente escrito es
producto del análisis del artículo de José Martí “Nuestra América”. Y refleja
una opinión personal frente al mismo.
El proceso psicohistórico
que he vivido “Nuestra América” ha estado signado por profundas heridas en
nuestra autoimagen y por supuesto en su correspondiente autoestima. En tal
sentido desde el mismo momento de la penetración hispánica el nativo reaccionó
ante la crueldad de la conquista, de diversas formas que van desde la
confrontación física hasta la configuración de una personalidad que le permitía
interactuar con el español de una forma pasivo-agresiva entorpeciendo las
labores que realizaba para con el conquistador (Piñerúa, 2005-a). Hoy el
conquistador no está, pero el nativo de “Nuestra América” sigue actuando de
igual forma, entorpeciéndose a sí mismo y entorpeciendo su propio proceso de
desarrollo. A este drama, responde el líder independentista cubano José Martí
con la siguiente frase: “Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para
conocerse”. Y este conocerse, implica necesariamente un proceso de
autoaceptación que les permita sanar sus heridas.
Hijo de emigrantes
españoles, su padre valenciano y su madre
de la isla de Tenerife, nace en Cuba en 1853. Como todos los hijos de
estas tierras sus conflictos no se hacen esperar y en 1869 ingresa a la cárcel
por ser solidario con su tierra natal y estar en contra de combatir a los
independentistas. Por gestiones de sus padres es deportado a España, donde
comienza a cursar estudios en las universidades de Madrid y Zaragoza, donde se gradúa
de Licenciado en Derecho Civil, así como también obtiene una Licenciatura en
Filosofía y letras. Luego pasa a Francia donde vive poco tiempo. Regresa a
América vía Nueva York para luego establecerse en México, donde se une en
matrimonio con la cubana Carmen Zayas Bazán en 1877, antes estuvo en Guatemala
como catedrático de Literatura y de Historia de la Filosofía, donde regresa en
1878.
Su experiencia como
emigrante y transeúnte le permitió tener una visión de sí mismo y de sus
coterráneos desde adentro, desde el viejo continente y desde otras ópticas
latinoamericanas. Al respecto Martí nos señala que “¡Estos nacidos en América,
que se avergüenzan, porque llevan delantal indio, de la madre que los crió, y
reniegan, ¡bribones!, de la madre enferma, y le dejan sola en el lecho de las
enfermedades! Pues, ¿quién es el hombre? ¿el que se queda con la madre, a
curarle la enfermedad, o el que la pone a trabajar donde no la vean, y vive de
su sustento en las tierras podridas con el gusano de corbata, maldiciendo del
seno que lo cargó, paseando el letrero de traidor en la espalda de la casaca de
papel?. En este señalamiento se hace notar en el latinoamericano una imagen ego
distónica, entendida ésta como aspectos del pensamiento, impulsos, actitudes y
comportamientos que perturban al propio individuo (Piñerúa, 2005-b).
Producto de esta percepción
de sí mismos los latinoamericanos, según José Martí, actúan como sietemesinos y
“A los sietemesinos sólo les faltará el valor. Los que no tienen fe en su
tierra son hombres de siete meses. Porque les falta el valor a ellos, se lo
niegan a los demás”.
Este sentimiento de
inferioridad transmitido al indígena inicialmente y luego al negro era propio
del conquistador español que a su vez se sentía inferior ante los españoles del
continente, pues ellos mismos habían llegado a estas tierras bajo la condición
de desplazados, españoles de tercera, que no tenían una ubicación digna dentro
de su sociedad de origen (Piñerúa, 2005-a).
Así como mencionamos
anteriormente es fundamental para el latinoamericano conocerse, porque “Conocer
es resolver. Conocer el país, y gobernarlo conforme al conocimiento es el único
modo de liberarlo de tiranías. La universidad europea ha de ceder a la
universidad americana. La historia de América, de los incas acá, ha de
enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia.” Y aquí
Martí no está negando el conocimiento universal, todo lo contrario, lo coloca
en una perspectiva lógica a nuestra realidad. Lo que implica conocerse a sí mismos
en una primera instancia, para reafirmar nuestra identidad, nuestra autoestima
y a partir de ellas perfilar nuestro futuro. Esto lo reafirma cuando nos dice “La
incapacidad no está en el país naciente, que pide formas que se le acomoden y
grandeza útil, sino en los que quieren regir pueblos originales, de composición
singular y violenta, con leyes heredadas de cuatro siglo de práctica libre en
los Estados Unidos, de diecinueve siglos de monarquía en Francia. El buen
gobernante en América no es el que sabe cómo
se gobierna el alemán o el francés, sino el que sabe con qué elementos
está hecho su país”. De esta manera “El problema de la independencia no era el
cambio de formas, sino el cambio de espíritu”
En este orden de ideas,
continua Martí, “El genio hubiera estado en hermanar, con la claridad del
corazón y con el atrevimiento de los fundadores, la vincha y la toga; en
desestancar el indio; en ir haciendo lado al negro suficiente; en ajustar la
libertad al cuerpo de los que se alzaron y vencieron por ella”. Solo de esta
manera pueden cicatrizar sanamente nuestras heridas psicohistoricas, integrando
lo que somos sin rencores y con la seguridad de saber quiénes somos. Solo así
se puede superar el odio, ya que “Se probó el odio, y los países venían cada
año a menos. Cansados del odio inútil de la resistencia del libro contra la
lanza, de la razón contra el cirial, de la ciudad contra el campo, del imperio
imposible de las castas urbanas divididas sobre la nación natural, tempestuosa
e inerte, se empieza, como sin saberlo, a probar el amor. Se ponen en pie los
pueblos, y se saludan. «¿Cómo somos?» se preguntan; y unos a otros se van
diciendo cómo son”.
En este proceso de
conocernos, reconocernos y sanarnos continua Martí: “No hay odio de razas,
porque no hay razas. El alma emana, igual y eterna, de los cuerpos diversos en
forma y en color. Peca contra la Humanidad el que fomenta y propague la
oposición y el odio de las razas. Pero en el amasijo de los pueblos se
condensan, en la cercanía de otros pueblos diversos, caracteres peculiares y
activos, de ideas y de hábitos, de ensanche y adquisición, de vanidad y de
avaricia, que del estado latente de preocupaciones nacionales pudieran, en un
periodo de desorden o de precipitación del carácter acumulado del país, troncarse
en amenaza grave para las tierras
vecinas, aisladas y débiles, que el país fuerte declara perecederas e
inferiores”.
En este análisis como podemos notar Martí no se queda en mostrarnos el problema y la
crítica del mismo, sino que nos invita a su solución señalándonos el
camino necesario del autoconocimiento y la superación del trauma, el odio y la
división, diciendo no a la discriminación de cualquier tipo. Al respecto
podemos señalar experiencias
foráneas tan duras como las nuestras como es el caso de Sudáfrica que a
pesar de los odios acumulados durante muchísimos años, la superación del Apartheid se dio a través de una vía
conciliatoria, cuando a través de la guía de un líder positivo, el presidente
Nelson Mandela, se logró instituir la convivencia pacífica y la reconciliación
en una sociedad profundamente dividida, llena de resentimientos entre grupos
sociales antagónicos. Se logró así un país pacificado, con una economía en
crecimiento, con los mayores niveles de prosperidad y progreso en el denominado
“Continente Negro”. Un país con problemas, sin duda alguna, pero encaminado a
resolverlos (Jaimes, 2012).
Por último no podemos dejar
de señalar el pensamiento de Martí que nos dice “Los pueblos han de vivir
criticándose, porque la crítica es la salud”.
Referencias
Jaimes, H. (2012). Mejorando la Raza. Caracas: Gráficas
Lauki.
Martí, J. (1891). Nuestra América. México: La Revista
Ilustrada de Nueva York, 10 de enero de 1891. El Partido Liberal.
Piñerúa, F. (2005-a). Mensajes Brujos y La Personalidad del
Venezolano. Caracas: La Casa Tomada.
Piñerúa, F. (2005-b). Imagen del Indígena Venezolano. Caracas:
La Casa Tomada.
JOSÉ MARTÍ Y NUESTRA AMÉRICA
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia
JOSÉ MARTÍ Y NUESTRA AMÉRICA
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia
es muy bueno, me ayudo mucho para mi trabajo, gracias
ResponderEliminarQue gusto saber que te fue de ayuda Andrea. Saludos y te invito a seguir investigando el tema.
Eliminarcomo feminista lesbiana, me encanta martí!! elida aponte sanchez
ResponderEliminarSaludos Elida, mucho éxito
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