Entre el año 100 a.C. y el 200 d.C., etapa que algunos arqueólogos separan del Preclásico y denominan Protoclásico, ocurrieron varios sucesos importantes en el valle de México. Entonces tuvo lugar el abandono de Cuicuilco, y Teotihuacán se irguió como centro político y religioso indiscutible de la región. El topónimo es de origen náhuatl y fue empleado por los mexica, pero se desconoce el nombre que le daban sus habitantes. Se encuentran al noreste del valle de México, en el municipio de Teotihuacán (estado de México), aproximadamente a 45 kilómetros de distancia del centro de la Ciudad de México.
Durante el horizonte Clásico (200 a 650 a.C.) la mayor parte de la población de Teotihuacán ocupó conjunto habitacionales multifamiliares de mampostería, y muy poca gente vivió en chozas de adobe, lo cual nos habla de una prosperidad generalizada en el asentamiento. Según se deduce de los análisis genéticos de osamenta, los varones de cada conjunto tenían entre sí nexos más estrechos que las mujeres, lo cual habla de un patrón de residencia patrilocal.
Hay datos arqueológicos que demuestran cuatro asuntos básicos relacionados con la estratificación social: 1) La base de la sociedad estaba formada por grupos corporativos, a manera de clanes, que adoptaron la forma de barrios urbanos. 2) Estos clanes tenían una diferenciación interna; habían algunas familias más ricas que otras. Los conjuntos habitacionales donde vivían los jefes solían ser algo más amplio y ricos. Los restos de los individuos de más alto rango dentro de cada barrio recibían un tratamiento funerario especial. 3) Los barrios de artesanos, agricultores y otros trabajadores contaban con una infraestructura urbana que nos impide definirlos como una masa empobrecida. 4) Hay edificios cuya rica decoración mural y amplias habitaciones nos hablan de una clase noble. Los conjuntos situados al este de la pirámide de la Luna y al norte de la pirámide del Sol, parecen haber sido la morada de familias dirigente políticos y militares. También hay algunos conjuntos habitacionales que parecen haber albergado a monjes, dedicados por completo a las tareas religiosas.
La identificación de todos los barrios, de todos los distritos, de todos los artesanos, los nobles y los campesinos, como miembros de la misma unidad política, parece haber ocurrido bajo la imagen protectora de un dios común: Tláloc, señor del agua, y de su pareja, Chalchiuhtlicue. Lo más probable es que las pirámides que, siglos después, los Mexica –visitantes ocasionales del sitio- llamaron del “Sol” y de la “Luna”, hayan sido, en realidad de Tláloc y de Chalchiuhtlicue.
Referencia
Escalante, P. (2011). El México Antiguo. Nueva Historia Mínima de México. México: El Colegio de México.
Longhena, M. (2008). México Antiguo. Mesoamérica Precolombina. Barcelona: Folio.
TEOTIHUACÁN
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia
FOTOGRAFÍA: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia
FOTOGRAFÍA: Félix Piñerúa Monasterio
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