El difusionismo se asocia a la escuela Cultural Historicista que parte de la premisa de que las culturas materiales halladas en las excavaciones corresponden a civilizaciones concretas y éstas, a su vez a etnias. A partir de ahí, los difusionistas creen que a lo largo de la historia del hombre han existido zonas llamadas nucleares de irradiación de innovaciones.
Friedrich Ratzel (1844-1904), uno de los padres del difusionismo, consideraba que todos los inventos se habían extendido por el mundo desde centros nucleares por medio de migraciones. Su discípulo Leo Frobenius (1873-1938), definió las áreas nucleares de difusión con el término alemán «Kulturkreise» (círculos culturales), pero influido por la psicología de la Gestalt le dio un aspecto cuasi orgánico, muy espiritual, para él las áreas culturales se caracterizaban por una serie de símbolos que representaban el conocimiento común del ser humano de la civilización primigenia. El ejemplo más radical de difusionista es el británico Grafton Elliot Smith, que reclamó exclusivamente para el Antiguo Egipto el origen de toda civilización, incluidas las americanas (difusionismo monocéntrico). Según él, hace justamente 7000 años, cientos de sacerdotes egipcios recorrieron el mundo entero en busca del elixir de la vida, por lo que les llamó los «dadores de vida».
William Schmidt y Fritz Graebner, en 1904 lanzaron su visión de cultural policéntrica, ya que aceptaban que una misma innovación pudiese haber sido inventada o descubierta en varios lugares independientemente. Estos lugares eran lo que ellos llamaron «Círculos culturales». Sostenían, además, que toda cultura innovadora es, también, una cultura expansionista, difundiendo con ello, sus avances; para estos antropólogos éste es el proceso principal que explica el desarrollo de la civilización. En efecto, al expandirse las culturas, tarde o temprano llegaban a interrelacionarse y aunque no aceptaban el difusionismo monocéntrico, estaban de acuerdo en que, cuanto más sofisticado es un avance, menos probabilidades hay de que éste haya sido inventado varias veces aisladamente.
Actualmente se acepta el concepto de «préstamo cultural» como resultado inevitable de la transferencia de información entre diferentes grupos sociales. Como ya señalaron Schmidt y Graebner, toda idea humana, sea en el campo lingüístico, tecnológico, social o artístico, es potencialmente transferible, sin embargo no está probado que la transferencia sea automática o inevitable, puesto que en cada grupo existen tradiciones que tienden a proteger su propio legado de las contaminaciones externas. Así, pues, todas las culturas seleccionan aquello que les resulta aceptable, antes de recibirlo. Por otra parte, la aceptación de un elemento procedente de una sociedad extraña, supone su descontextualización, con lo que tal elemento puede sufrir cambios en su significado, forma, uso y función, hasta el punto de resultar irreconocible. Científicamente se han constatado numerosos ejemplos reales de difusionismo cultural. Pero éste sólo es admitido cuando hay pruebas concretas. En caso contrario, se prefiere hablar de una evolución autóctona (aunque haya enormes semejanzas con otras civilizaciones), ya que también se han hallado innumerables ejemplos de ello en antropología.
EL DIFUSIONISMO
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia Arguinzones
EL DIFUSIONISMO
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia Arguinzones
No hay comentarios:
Publicar un comentario